Comienzo con unas palabras que quiero que lleguen a lo más profundo de tu alma: el respeto y el amor hacia ti mismo deben ser más grandes que tus deseos de complacer a todos, todo el tiempo. No querer defraudar a los demás te puede imponer una carga que no te corresponde llevar como hijo amado de Dios. Lamentablemente, en ocasiones se nos hace difícil comprenderlo, porque vivimos en un mundo donde se nos invita a quedar bien con todos sin importar lo que está bien realmente.
Sin embargo, que eso no nos lleve a vivir según los estándares de este mundo. No seamos esclavos del deseo de querer quedar bien con todos. Además, sin importar lo que hagas, siempre habrá gente que quedará insatisfecha, ya que el problema no tiene que ver contigo, sino con ellos. Vivamos en libertad, porque a eso nos ha llamado Dios.
EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR
El temor a defraudar a los demás también es conocido como el “síndrome del impostor”, y suele estar relacionado con el deseo de cumplir con las expectativas de otros, ya sean familiares, amigos, compañeros de trabajo, la iglesia o incluso la sociedad en general. Las personas que sufren de este síndrome tienden a atribuirles sus éxitos a factores externos en lugar de reconocer su habilidad o esfuerzo.
Este temor puede tener profundas raíces en la mente e influir en diversos aspectos de la vida de alguien, desde su rendimiento laboral hasta sus relaciones interpersonales y su vida espiritual. El mismo también puede manifestarse como “fobia social” o “ansiedad social”, lo que constituye un problema psicológico que puede afectar significativamente a una persona. Aquellos que experimentan temor a defraudar a los demás a menudo tienen una percepción negativa de sí mismos. Pueden sentirse inadecuados, inferiores, o temer que los juzguen de manera negativa. Además, estas personas pueden estar manifestando una preocupación excesiva por la valoración de los demás. Existe una preocupación constante por el juicio de los otros, lo que puede llevar a evitar compromisos sociales o a tener ciertos comportamientos para protegerse del rechazo o la crítica.
Otra vertiente de este temor es el miedo al ridículo o la vergüenza. El temor a cometer errores o a ser el centro de atención puede resultar abrumador. Las personas con este miedo anticipan escenarios negativos y sienten una ansiedad intensa solo al pensar en involucrarse en situaciones sociales. También podemos mencionar la hipersensibilidad a las señales no verbales de los demás, interpretando de manera exagerada gestos, expresiones faciales o el tono de voz, y percibiéndolos como indicios de desaprobación o rechazo.
Otra característica de las personas que tienen temor a defraudar a los demás son las creencias irracionales sobre las expectativas sociales y lo que los otros piensan de ellas. Estas creencias irracionales pueden ser automáticas y difíciles de desafiar sin ayuda externa. Diferentes factores del desarrollo y experiencias pasadas que involucran la crítica, el rechazo o el bullying también pueden contribuir al desarrollo del temor a defraudar a los demás. Y del mismo modo lo hacen ciertos factores genéticos, ambientales y sociales.
Te hago referencia a una historia conocida (y si no la conoces, puedes leerla en 1 de Reyes 19), relacionada con la vida de uno de los grandes profetas mencionados en la Biblia: Elías. El profeta dice: “Basta ya, Señor; quítame la vida, porque no soy mejor que mis antepasados que ya murieron”. ¡Qué tremendas palabras! Elías, un profeta importante del Antiguo Testamento, pronunció estas palabras en un momento de profunda desesperación y agotamiento emocional, en un tiempo de crisis, mientras conversaba con su Dios.
Las palabras de Elías denotan una gran frustración. Él estaba abrumado por el desánimo y el miedo ante la persecución de Jezabel, sintiéndose incapaz de superar las pruebas y comparándose desfavorablemente con los profetas anteriores, o sea, sus antepasados. Esta experiencia muestra la lucha interna del profeta y su dependencia de la intervención y el cuidado de Dios en tiempos de dificultad extrema. Su comparación con sus antepasados evidencia cómo las acciones llevadas a cabo por otros y los recuerdos guardados en nuestra mente pueden ejercer una manipulación de nuestros pensamientos, llevándonos a creer que no somos suficientes en el Señor para realizar el servicio que nos ha encomendado y haciéndonos caer en la redada del temor a defraudar a los demás.
El pasado incluso puede hacernos delinquir y pensar que somos culpables del temor que sentimos de estar defraudando a los demás. Existen sentimientos que pueden ser infundados, pero que están presentes en nuestra vida. El miedo a defraudar a los demás es una preocupación común y puede ser una carga emocional significativa. Sin embargo, Dios nos proporciona herramientas para trabajar con el pasado y el ahora. La Biblia ofrece varias enseñanzas y principios que pueden ayudarnos a lidiar con este temor. A continuación, se presentan algunos versículos y reflexiones bíblicas que abordan el tema del temor a defraudar a los demás:
1. Confianza en Dios. (Proverbios 3:5-6).
2. No intentar complacer a los demás. (Gálatas 1:10).
3. Dios es nuestro ayudador. (Hebreos 13:6).
4. Somos llamados a ser siervos fieles. (Mateo 25:21).
5. Dios nos da fuerza y valor. (Josué 1:9).
La Biblia nos enseña a confiar en Dios, a buscar su aprobación antes que la de los hombres, a conocer que el pasado quedó atrás y nuestro caminar transcurre en un presente lleno de nuevas expectativas en el Señor, y a descansar en su amor perfecto y su ayuda constante. Al enfocarnos en estos principios, podemos reducir el miedo a defraudar a los demás y vivir con más paz y seguridad.
Tomado del libro “No temas”, de Lis Milland, de reciente aparición. “No temas” es un producto de Casa Creación.