Jack Phillips atribuyó el fallo favorable de la Corte Suprema de Colorado, Estados Unidos, como un hecho que conjugaba dos elementos sobrenaturales: un milagro y justicia divina. Fue el telón final de una larga lucha de 12 años, por procurar condenarlo ¿El motivo? Se negó a elaborar pasteles con motivos que exaltaban a la población LGTBIQ+.
Todo comenzó en 2017, cuando Autumn Scardina llamó a la pastelería de Phillips, en un suburbio de Denver, para pedirle un pastel con glaseado azul en el exterior y rosa en el interior, para celebrar una transición de género. Jack dijo que no podía hacerlo debido a sus convicciones de fe. Scardina inmediatamente lo demandó.
Este caso se produce después de que Jack Phillips ya había luchado en otro caso en la libertad de conciencia y de la defensa de sus fundamentos como cristiano.
Desde 2012, este pastelero que a la vez es propietario de Masterpiece Cakeshop ha sido objeto de constantes ataques y ha tenido que acudir continuamente a los tribunales para defender sus creencias religiosas.
“Los opositores a la libertad religiosa quieren despojarnos de nuestra libertad de vivir y trabajar de acuerdo con nuestras creencias más profundas. Y están haciendo todo lo posible para castigar a quienes están dispuestos a defender su fe”, dijo el hombre que profesa la fe y defiende sus valores.
¿Le pareció interesante la historia? A mí me fascinó. Pone de presente que ser cristiano en medio de una sociedad sin principios, es un verdadero desafío. Pero debemos seguir adelante, prendidos de la mano del Señor Jesucristo, quien nos asegura la victoria y la eternidad con Él.
A propósito de eternidad, ¿cómo anda tu relación con Dios? Hoy es el día apropiado para acogernos a la gracia divina que perdona nuestros pecados y nos ofrece una nueva vida. La gracia del Señor es para todos, pero Él no nos obliga. Respeta nuestra libertad de elegir.
Nuestro Dios y Salvador Jesucristo pagó en la cruz por todos tus pecados pasados, presentes y futuros. Hay perdón para ti y una nueva vida.
“Amado Dios y Padre, gracias por este nuevo día que me regalas. Es una bendición tener la vida. Reconozco que por defender mis convicciones de fe de muchas veces me he sentido atacado por personas alrededor. Pido tu sabiduría y fortaleza para seguir proclamando, con lo que pienso y hago, que soy un fiel discípulo tuyo”.