En este párrafo de la carta a los Romanos se nos llama a “transformarnos mediante la renovación de nuestro entendimiento”. Esto no es solo una frase bonita, sino una invitación profunda. Renovar el entendimiento y capacitarnos para Jesús implica responsabilidad. Si nos preparamos bien, logramos hablar el idioma de quienes nos rodean, siendo relevantes y comprensibles.
El entrenamiento espiritual, sumado a nuestra formación en otros temas, no es un lujo, es una necesidad. Cuando buscamos aprender y crecer, evitamos vivir dentro de una burbuja donde la gente solo nos ve como “religiosos”. Al contrario, nos volvemos cercanos, comprensibles, personas que pueden conectar de corazón a corazón con otros, porque entienden la realidad en la que viven. Jesús mismo vino y se acercó a la gente, habló su idioma y entendió sus necesidades.
Sigamos su ejemplo, capacitándonos, renovándonos y tomando cada enseñanza como una herramienta para llegar mejor al corazón de los demás.
“Señor, quiero ser la herramienta que uses para transformar a las personas. Deseo estar en el centro de tu voluntad, haciendo aquello para lo que me creaste”.