Pero ni siquiera un Congreso con una planificación tan medida -el evento avanzó como un reloj suizo o, quizá mejor dicho, como un dispositivo coreano de última generación- se escapa de lo sorpresivo y genuino, también con alguna polémica, en un encuentro que reunía bajo un claro enfoque evangélico a una amplia diversidad de perspectivas teológicas, herencias culturales y formas de enfocar el ministerio.
Colaboremos: firma de compromiso
El Congreso terminó el sábado por la mañana con llamado a la acción conjunta y la invitación a firmar el “Compromiso de acción colaborativa”, que expresa la intención de cada asistente de unirse para “responder a la Gran Comisión, llenando las brechas y aprovechando oportunidades”, buscar “relaciones y unidad con los líderes”, trabajar para “eliminar duplicidades, celebrando a los demás” e “identificar iniciativas de colaboración” abordando juntos los retos “que afronta la iglesia mundial”.
Esta firma ponía el broche final a lo que fue una semana muy intensa, donde no solo se ha desarrollado un programa de plenarias y de trabajo en las 25 “brechas”, sino también una gran cantidad de encuentros regionales, nacionales, y entre líderes de distintos ministerios y áreas de interés.
Si el futuro de la misión en la iglesia mundial pasa por la colaboración, Lausana ha hecho un buen trabajo al facilitar el encuentro, el reconocimiento y la puesta en contacto de agentes para “acelerar la misión”, como se ha repetido en diversas ocasiones.
Unidos y en marcha
Durante la mañana del sábado, el brasileño Ronaldo Lidório compartió sobre la necesidad de estar dispuestos a ir hasta lo último de la tierra. Su trabajo entre comunidades indígenas respalda las palabras con las que arengaba a los presentes a “predicar con valor y sin obstáculo” el mensaje que necesita “toda la humanidad”. Para llevarlo a cabo, “no podremos con nuestras estrategias, sino solo con el poder del Espíritu Santo”. Lidório también apuntó al impacto que el evangelio tiene para transformar, redimir o confrontar en cualquier sociedad los patrones pecaminosos que pueda encontrar.
El pastor Rick Warren apuntó que “sabemos lo que hay que hacer, pero nuestro problema es que no lo hacemos”. Warren presentó una plantilla con diez elementos muy prácticos, extraídos del libro de Hechos, para “finalizar la tarea”. Mencionó la “oración para recibir poder”, la “traducción de la Biblia”, el “entrenamiento de cada creyente”, el uso de “nuestras casas”, el “gozo en la predicación”, “compartirlo todo” y “hacer sacrificios económicos” como algunas de las claves.
Entre los últimos ponentes también se dio lugar a Allan Matamoros, oriundo de Costa Rica y afincado en Valencia (España). Allan expuso la experiencia de misión de COMIBAM como plataforma que ha dinamizado la misión evangelística desde Latinoamérica. Matamoros señaló la importancia de la misión integral citando a René Padilla y Samuel Escobar, que han sido figuras de gran importancia en la historia de Lausana.
Los últimos momentos del Congreso se dedicaron a compartir el pan y el vino, dirigidos por dos líderes, un coreano y un japonés, que juntos mostraban así ejemplo de reconciliación en Cristo.
Todo terminó además con un agradecimiento final a la iglesia coreana por la acogida, la organización y la hospitalidad mostrada durante la semana. La iglesia coreana, como anfitriona, ha dado un ejemplo de servicio, madurez y amor que permanecerá en la memoria de muchos asistentes. La presentación del jueves por la noche, con un recorrido histórico y espiritual de su historia, fue uno de los momentos más impactantes y memorables.
Algunas polémicas
El Congreso no escapó a algunas polémicas, lo cual es parte también de la dinámica de Lausana. Una de las plenarias recordó que la iglesia primigenia también abordó dificultades y tensiones, por lo que no es extraño que 2000 años después sigan apareciendo discrepancias entre nosotros.
El día lunes, Ruth Padilla DeBorst abordó las injusticias sociales. La teóloga, en el marco de su presentación, realizó dos menciones que incomodaron y levantaron la protesta, como supimos después, de algunos participantes hacia los organizadores. Padilla afirmó que “no hay lugar para la indiferencia hacia todos los que sufren el azote de la guerra y la violencia. El mundo que rodea al pueblo desarraigado y asediado de Gaza, los rehenes retenidos tanto por Israel como por Hamás y sus familias, los palestinos amenazados en sus propios territorios”. En otro momento, Padilla lamentó que “las teologías colonialistas […] justifican y financian la opresión bajo el disfraz de una escatología dispensacionalista”.
El miércoles, los asistentes al congreso recibieron por correo electrónico una disculpa firmada por el director del evento, David Bennett, que consideraba inadecuadas las palabras de Ruth Padilla. “Destacó la ‘escatología dispensacional’ en un tono crítico, insinuando que contribuía a la violencia y la injusticia, y no señaló que muchas teologías han sido mal utilizadas y aplicadas como justificaciones de la violencia”, expresó Bennett. “Esa misma presentación se refirió al sufrimiento del pueblo palestino, pero no expresó una empatía comparable por el sufrimiento del pueblo israelí, ni expresó adecuadamente la preocupación por muchos otros pueblos y naciones del mundo que actualmente se encuentran en medio de conflictos violentos”, añadía.
Lo que hasta entonces era una polémica que había pasado bastante desapercibida se convirtió en un conflicto visible. El comunicado generó una avalancha de opiniones y se convirtió en tema habitual de las conversaciones informales, entre pasillos o en las comidas, o en los grupos de WhatsApp habilitados para la comunicación entre los participantes.
Este sábado, Lausana envió a los asistentes una nueva misiva donde Bennett admitía que “se han producido conversaciones significativas” que “nos ha llevado a un mejor entendimiento de unos y otros, y más importante, a reconocer y comprometernos con el legado de Lausana a recibir e interactuar con la diversidad de voces en la familia de Cristo”. Tras esta introducción, reproducía una carta abierta de Ruth Padilla en la que la teóloga presentaba sus argumentos.
Sobre la teología dispensacionalista, Padilla aclaró que su mención “no es de ninguna manera un rechazo general de la teología dispensacionalista, y mucho menos de las hermanas y hermanos que suscriben esa posición. Lamento cualquier dolor que mi declaración pueda haber causado. Lo que estoy nombrando es la lógica teológica preocupante que sostienen algunas personas para perpetrar injusticias contra otras personas”.
En cuanto a su posición sobre Palestina, Padilla considera que es necesario que los cristianos “lo mencionen específicamente ante la imagen que proyecta gran parte del mundo evangélico de apoyo incondicional” a Israel.
Más voces de relevancia se expresaron públicamente sobre lo ocurrido. El brasileño Valdir Steuernagel manifestó una carta abierta su lamento por la manera en la que se había gestionado la discrepancia, aunque su carta fue enviada el viernes, antes de que desde la organización del Congreso se enviara el correo con la carta abierta de Ruth Padilla.
La Declaración ¿de Seúl?
El proceso de participación y escucha en la Declaración de Seúl ha sido otro de los asuntos sin resolver con claridad. En el anterior Congreso de Ciudad del Cabo, los participantes trabajaron en las mesas para dar forma al Compromiso a la acción, la segunda parte del documento. Chris Wright, el responsable de coordinar aquel documento maestro en Sudáfrica, compareció el viernes ante los medios recordando el trabajo ingente que supuso recoger toda la reflexión de las mesas, que luego dio forma a un amplio documento, publicado meses después de finalizar Lausana 3.
El proceso ha sido muy diferente en Seúl, donde la Declaración se ha presentado como un documento ya trabajado por la Comisión de teología con un aspecto definitivo. El hecho de que los participantes no hayan podido interactuar con la Declaración de Seúl o estudiarla durante el Congreso -fue lanzada el mismo día que comenzaba el evento y apenas ha estado presente en el programa- ha generado cierta frustración en muchos participantes, que esperaban un mayor grado de interacción con un texto que estaría llamado a colocarse al lado del Pacto de Lausana, el Manifiesto de Manila y el Compromiso de Ciudad del Cabo.
Incluso el día miércoles comenzó a circular por diversos grupos de WhatsApp un amplio documento que planteaba la revisión de algunos aspectos de la Declaración y solicitaba añadir varios temas que no estaban siendo abordados y requerían atención, según los autores de la misiva. Desde la organización de Lausana se habilitó entonces, el viernes, una plantilla para que los asistentes puedan enviar sus sugerencias, de modo que la comisión de teología pueda trabajar con las mismas en las próximas semanas. También comunicaron a los medios presentes en el evento que no hay un plazo establecido para el procesamiento de lo que reciban, aunque se comprometieron a estudiar las sugerencias que se puedan recibir.
Próxima cita global: Encuentro de jóvenes líderes en 2026 en Sao Paulo
En el transcurso del Congreso, se anunció que la próxima cita mundial de Lausana será la convocatoria para líderes jóvenes que se lleva a cabo cada diez años. Un grupo con representantes de varias partes del mundo ya trabajan para dar forma a un programa que apunta a convocar a miles de líderes menores de 40 años, así como ocurrió en Indonesia en 2016.
En esta ocasión, la cita tendrá lugar en Brasil, en concreto en Sao Paulo, lo cual fue celebrado con mucho entusiasmo por parte de la amplia delegación latina presente en Seúl.
Fuente: Protestante Digital
Vida Cristiana agradece la gentileza del periodista Daniel Hofkamp, al otorgarnos la posibilidad de replicar esta completa crónica de lo sucedido en el Cuarto Congreso de Lausana.