El Auditorio Nacional del Palacio Libertad fue escenario de una noche única, la de la celebración del Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, la cual se constituyó en Ley Nacional 27.741 en abril pasado. El mismo contó la presencia, entre sus asistentes, de la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, el Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Guillermo Francos y la Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Diana Mondino. El encuentro fue declarado de interés de la Secretaría de Culto y Civilización.
Este fue el encuentro de la Alianza con mayor presencia de diferentes actores gubernamentales de todos los estamentos, como también autoridades de otros cultos religiosos, lo que marca el protagonismo de la Iglesia Evangélica y de manera destacada de ACIERA como uno de sus representantes. Presenciaron la celebración el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, la vicejefa de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Clara Muzzio, el ministro de Desarrollo Urbano y Hábitat Urbano de CABA, Gabriel Mraida, los diputados Diego Santilli, Nadia Márquez y Santiago Pauli, entre otros. Entre los intendentes dijeron presente el titular del Municipio de San Vicente, Nicolás Mantegazza y de Almirante Brown, Mariano Cascallares, el ministro de Seguridad de provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, la Directora General de Cultos de la Ciudad de Buenos Aires, Pilar Bosca, el Director de Culto de la Provincia de Buenos Aires, Juan Torreiro, el embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, entre otros. Varias confesiones religiosas e instituciones acompañaron como AMIA, DAIA, Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Centro Islámico y además ACDE, Congreso Judío Latinoamericano, CONIN, Cáritas, FAIE, y FECEP, Fundación Convergencia, Sociedad Rural Argentina, entre otras.
En su discurso el presidente de ACIERA, pastor Christian Hooft, señaló: “Hoy no celebramos una fiesta religiosa. Celebramos la identidad histórica de la fe de millones de ciudadanos argentinos. Celebramos junto a las instituciones amigas que hoy nos acompañan, la pluralidad, la diversidad y la igualdad. Un reconocimiento que encuentra en la fecha del 31 de octubre la unidad de los cristianos evangélicos y protestantes, como un hito que marcó el inicio de la Reforma Protestante, allá por 1517, la transformación de una parte importante de Occidente. Las 5 solas del monje Martín Lutero: Solo Cristo, Sola Escritura, Solo Gracia, Solo Fe y Solo a Dios la Gloria, fueron un emblema que permaneció y llegó a influenciar fuertemente la cultura, el conocimiento y la ciencia. Hoy, esta fe cristiana contiene millones de personas en el mundo y en nuestro país, según la última encuesta del CONICET en 2019, ya éramos el 15,3% de la población, relevando nosotros unas 25.000 iglesias evangélicas”.
Además, agregó: “Por eso, estamos agradecidos que este año 2024 se sancionó la Ley 27.741 que finalmente instituyó este día y se transformó en la primera ley nacional que toma nota de la comunidad evangélica, sumándose a las 20 provincias que ya lo habían legislado. Es de destacar que tanto la media sanción en la Cámara de Diputados del año pasado, como en la Cámara de Senadores se logró por unanimidad, destacando a los autores de los proyectos de ley; el primero del Diputado Tonelli a instancia de las Doctoras Marcela y Renata Viglione hace 15 años; luego, en 2020, los de la Diputada Dina Rezinovsky (junto a 14 Diputados que la acompañaron de Juntos por el Cambio); luego los de las Diputadas Massetani, Chahla y Agustina Propato (de Unión por la Patria) y finalmente el impulso que le dio en la Cámara Alta el Senador Abad (Unión Cívica Radical) y la presidente del Senado Victoria Villaruel, terminando en la promulgación por parte del Presidente de la Nación Javier Milei en abril del 2024”.
“Esta lógica amigo/enemigo y de denostar al que piensa distinto nos paraliza y nos inhibe como nación. Esta manía de deconstruir todo para lograr nada, no nos lleva a ningún lado, es más de lo mismo. Debemos percibir y llamar las cosas como son, no hacernos los distraídos, hablar la verdad y dejar los eufemismos de lado” (Pr. Christian Hooft).
“Este año también celebramos que, por resolución del Ministerio de Justicia de la Nación, desde la Inspección General de Justicia se reglamentó el derecho a la personería jurídica religiosa otorgada por el Nuevo Código Civil y Comercial en su artículo 148 inc. E., (pendiente hace 9 años) y esperamos que esto mismo se extienda prontamente a todo el territorio nacional”.
“No es poca cosa que, desde el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, a cargo del Ministro Javier Alonso, este año se haya creado la primera capellanía evangélica para la policía bonaerense; lo mismo tuvo lugar en el Ministerio de Seguridad del Gobierno de la Ciudad, a cargo del Ministro Waldo Wolf. También en Misiones, Neuquén y en Chaco el mes pasado, donde se dictó la primera ley de capellanías equiparando la asistencia espiritual católica y evangélica en dicha provincia”.
“Estamos viviendo tiempos complejos. Muchos años de crisis tras crisis. Un índice de pobreza y de degradación cultural y moral enorme. Aunque tenemos fe en Dios, no sostenemos el pensamiento mágico. Salir de este estado requiere mucho esfuerzo y el compromiso de todos, y por supuesto, la ayuda del Dios Todopoderoso. No podemos salir sin falta de perdón, sin justicia y sin respeto a las libertades individuales. Un pueblo dividido no prevalece. Esta lógica amigo/enemigo y de denostar al que piensa distinto nos paraliza y nos inhibe como nación. Esta manía de deconstruir todo para lograr nada, no nos lleva a ningún lado, es más de lo mismo. Debemos percibir y llamar las cosas como son, no hacernos los distraídos, hablar la verdad y dejar los eufemismos de lado”.
“La pobreza es una calamidad. Las iglesias evangélicas estamos con los necesitados como nos enseñó el Señor, pero no ensalzamos la pobreza. No hay ninguna virtud en ella por sí misma. La obediencia a Dios trae bendición y esta produce prosperidad y dignidad, como dice Deuteronomio capítulo 28. Dios no quiere que a nadie le falte lo esencial. Nuestro Dios bendice el esfuerzo y reconoce el valor del mérito y la dignidad del trabajo. De la nada, nada viene. Eso sí, tampoco acepta la explotación del prójimo y el capitalismo salvaje, sin reglas, sin límites. Dios siempre estará del lado del más débil y nos pide no abandonarlo”.
“Siempre creímos en la enseñanza pública y laica. Desde que Domingo Faustino Sarmiento trajo las primeras maestras protestantes para comenzar la escuela pública con la ley 1420 y desde que el pastor y educador bautista Diego Thompson promoviera el sistema lancasteriano de educación en el Siglo XIX. También creímos en la enseñanza privada religiosa desde que el ministro anglicano William Morris creara la primera Red de Escuelas Evangélicas en 1898 para niños no escolarizados. Sin embargo, en coincidencia con la Corte Suprema de Justicia, creemos que la educación pública debe ser neutra, y por eso, no sostenemos la ideologización de ningún tipo en la educación. Necesitamos asegurar una educación pública y privada de calidad. Enseñar todo, pero con valores, con respeto a la niñez y adolescencia y también a los padres; sin discriminación, tal como lo expresa la Convención por los Derechos del Niño, que en nuestro país, lo considera desde la concepción hasta los 18 años de edad”.
“La pobreza es una calamidad. Las iglesias evangélicas estamos con los necesitados como nos enseñó el Señor, pero no ensalzamos la pobreza. No hay ninguna virtud en ella por sí misma. La obediencia a Dios trae bendición y esta produce prosperidad y dignidad, como dice Deuteronomio capítulo 28. Dios no quiere que a nadie le falte lo esencial” (Pr. Christian Hooft).
“La Palabra de Dios, sin sesgos ideológicos, nos lleva a estar del lado correcto de la historia. Es la que predicamos todas las semanas en los templos y vivimos en los quehaceres cotidianos; la que nos acerca al Creador y nos inspira a amar al prójimo. Es el mensaje de la Cruz que nos enseña el amor de Dios y la salvación en Jesucristo, que se dio a si mismo por todos nosotros. También es el que nos invita a reconciliarnos, porque es el mensaje de paz, nuestra paz. Él dijo: ‘La paz les dejo, mi paz les doy’. Creemos que Aquel que es el Príncipe de Paz, y además la Fuente de toda razón y justicia, como reza nuestra Constitución Nacional, que nos va a guiar y fortalecer en el difícil camino que tenemos por delante. Por eso como Iglesia, no dejemos de hacer lo que hemos venido haciendo, no dejemos de compartir el Evangelio en todo lugar (como dijo hace poco el gobernador de Santa Fe) y dar el amor que tanto necesita nuestro país. No dejemos de buscar el poder del Espíritu Santo y orar para que Dios bendiga y prospere Argentina”.
A lo largo del encuentro también se proyectó un documental con la historia de las Iglesias Evangélicas en nuestro país, la cual tuvo impacto en la vida espiritual, social y cultural de millones de argentinos y hoy sigue siendo una fuerza de cambio y esperanza en todo el territorio nacional. Posteriormente tuvo lugar el concierto con una orquesta de más de 40 músicos, dirigida por Jorge Randazzo junto a un coro integrado por más de 100 voces.