Es muy frecuente escuchar las siguientes frases: “me haces enojar”, “me haces renegar”, “me haces entristecer”. Muchas personas se expresan de esa manera. Aprendemos a hablar así de nuestros padres, de nuestro entorno y lo vamos transmitiendo generacionalmente.
¿Alguna vez te preguntaste qué hace que riamos cuando estamos alegres? ¿O que lloremos cuando estamos tristes? ¿O que gritemos cuando estamos enojados?
La palabra emoción viene del latín emotio, emotionis, nombre que se deriva del verbo emovere que significa mover, trasladar. Entonces, las emociones son impulsos que inducen a la acción.
La Biblia nos enseña en Gálatas 6:4-5 que somos responsables de nuestra propia conducta, esa conducta a la que nos mueven nuestras emociones. No puedo culpar al otro de lo que hago cuando me siento enojado, por ejemplo. No puedo culpar al otro de no ser feliz o de estar triste. Entender esto nos ayudará a entender nuestras emociones y responsabilizarnos por ellas.
Dios nos ha dado emociones y somos responsables delante de Él de cómo las gestionamos y de qué hacemos al respecto. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y, como fuimos creados a su imagen, podemos comprender que Dios también tiene emociones. A lo largo de la Biblia podemos comprobar esta verdad leyendo versículos donde se habla del enojo de Dios, de la compasión que Él siente, o su tristeza, sólo por mencionar algunos.
Cuando Jesús estuvo en la tierra, experimentó lo mismo que nosotros vivimos actualmente. Él entiende nuestras emociones más de lo que podemos imaginar. En su humanidad, sintió lo que muchas veces sentimos nosotros ante eventos externos que nos tocan vivir. La diferencia está en cómo Él manejó esas emociones.
Él desea enseñarnos la manera adecuada de manejar y expresar nuestras emociones. Hoy podemos confiar en Él y abrir el corazón a sus enseñanzas.
“Amado Jesús, tú conoces y entiendes mis emociones, tú las viviste y sabes mejor que nadie la manera adecuada de manejarlas. Hoy, decido confiar en ti y quiero abrir mi mente y mi corazón a tus enseñanzas y aprender de ti a gestionar cada una de mis emociones”.
Dios lo bendiga buena enseñanza