El título de este devocional es el título de un famoso himno que dice así:
“Dios se mueve de formas misteriosas para realizar Sus maravillas
Deja las huellas de Sus pies en el mar y cabalga sobre la tormenta.
En lo profundo de unas minas insondables, con una habilidad que nunca falla,
Él atesora Sus brillantes designios y obra Su soberana voluntad.
Ustedes, santos llenos de temor, tomad nuevo valor; las nubes que tanto teméis,
Están repletas de misericordia y romperán en bendición sobre vuestras cabezas.
No juzguéis al Señor con vuestros débiles entendimientos, sino confiad en Él y en Su gracia.
Detrás de una providencia que frunce el ceño, Él esconde un rostro sonriente.
Sus propósitos madurarán pronto,
Desarrollándose a cada hora.
Aunque el capullo tenga sabor amargo. Dulce será la flor.
La cierta incredulidad ciertamente se equivocará y escudriña en vano su obra;
Dios es Su propio intérprete, es Él quien la dará a conocer.
Dios se mueve en forma misteriosa para realizar Sus maravillas.
Deja las huellas de Sus pies en el mar y cabalga sobre la tormenta”.
Esta es la letra de un hermoso himno compuesto por William Cowper en 1773. Este fue el último himno escrito por él. Willian Cowper, poeta y escritor de himnos, nació en Berkhamsted, Inglaterra, en 1731. Creció en una familia religiosa. Tuvo una infancia trágica, colmada de desavenencias que nunca pudo superar y afectó de por vida su salud mental. Su madre murió después de dar a luz cuando él tenía 6 años y a raíz de esto fue internado en un asilo. Fue objeto de maltrato y abandono. A pesar de su situación amaba la literatura y fue un gran poeta de su época.
Sufrió depresión desde sus años de escuela y varios episodios de profunda crisis. Se sentía condenado por Dios y le costaba mucho encontrar la paz. Su desequilibrio mental fue su peor enemigo. En un momento de su vida tuvo un pequeño alivio a su sufrimiento cuando pudo comprender las Escrituras acerca del perdón y el amor de Dios.
Luego de esto su enfermedad empeoró y fue internado. En una visita de su hermano y luego que él mismo le explicara las Escrituras, Cowper escuchó un susurro que le decía “aún hay misericordia”. Esto trajo esperanza nuevamente a su vida. A partir de aquí su vida cambió y enfocó su tiempo en estudiar la Biblia. Trabajó en la iglesia junto a John Newton en labores misioneras. Ambos produjeron varios himnos que compilaron la colección llamada “Olney Hymns”, donde aparecen 60 himnos compuestos por Cowper, entre ellos el que hago mención: “God Moves in a Mysterious Way”. En su letra vemos plasmada las incomprensibles maneras de obrar de Dios y aun en medio del terrible sufrimiento del alma de Cowper, encontramos esas perlas que hasta hoy en día.
Traen esperanza y luz a nuestras vidas y la vida de innumerables personas que han disfrutado
estos himnos. ¿Por qué?, sería la pregunta perfecta. ¿Por qué Dios permitió tanto sufrimiento en la vida de este hombre que buscaba profundamente y de muchas formas encontrar la paz en Dios?
“No sé”, es mi respuesta, pero aun en medio de mi escaso entendimiento y de las formas misteriosas en que Dios actúa, debemos descansar en Él, buscando la paz en medio de las Escrituras y aferrándonos a Su amor a pesar de cualquier situación que estemos enfrentando. Dios sacó perlas del sufrimiento de Cowper, a pesar de que Cowper estuvo muchas veces inmerso en un mar de dudas respecto de su fe y su salvación. Dios tuvo misericordia de él muchas veces, al punto de evitar que se quitara la vida.
La obra de Cowper ha traído ánimo a las futuras generaciones de creyentes que nos hemos gozado con la poesía de sus letras. Cuántas veces nuestra vida espiritual navega en medio de mares de dudas que muchas veces vienen a nuestras mentes débiles debido a las situaciones que enfrentamos, pero, como dice el himno: “No juzguéis al Señor con nuestros débiles entendimientos, sino confiad en Él y en Su gracia”.
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman” (Santiago 1:12).
“Señor, ayúdame a poder enfocar mis pensamientos en la piedra angular, inamovible que eres Tú. Trae esperanza a mi vida y aunque mi entendimiento es limitado yo quiero confiar en que tu plan para mí es perfecto”.
*Fragmentos extraídos de un artículo de Andrés Hernández.