De verdad que es un versículo que nos ha fortalecido, ¿no? La cuestión es que a veces Dios nos invita a obrar de acuerdo a esa fe que decimos tener. No basta con sólo decir: “confío en Ti, Señor”, sino que debemos actuar en función de esa confianza.
Así como Dios le pidió a Abraham que sacrifique a su hijo como muestra de fe, muchas veces nos vamos a ver envueltos en situaciones donde debamos dar un paso importante si es que decimos tener esa fe como una certeza de que aquello que esperamos va a hacerse realidad.
Mi gran gigante de toda la vida era tener un hijo, no porque no pudiera, sino que era tanto el temor que tenía a que pase algo malo en el parto que me impedía el gozo de ser mamá. Esto no fue algo pasajero ¡Estuve casada 15 años sin poder dar ese paso de fe!
Le decía a Dios que le creía, proclamaba su palabra, pero lo cierto era que mi temor sobrepasaba mi fe. Yo sabía que el temor no le agradaba a Dios porque justamente eso significaba solo una cosa: no le estaba creyendo.
Pero ¿cómo hacía? En mis oraciones le decía: “Señor, yo te amo y sé que eres Todopoderoso pero esta situación me sobrepasa. Quiero ser mamá pero la verdad es que tengo miedo”. Sin embargo, una noche sentí de parte de Dios una palabra muy fuerte: sé valiente. ¡Qué frustración!
“Sé valiente”, claro. En la palabra se repite este imperativo innumerables veces, pero ¿cómo podría lograrlo si me moría de miedo? Entonces entendí que ser valiente no significaba no temer sino enfrentar a eso que temo a pesar de mí misma. Solo por amor a Él.
Tener fe es saltar al vacío (aún a pesar de los temores). Dios sabe que somos humanos y, como tales, tenemos una mente finita. Al no poder ver más allá nos llenamos de ansiedad y de temor y, si bien sabemos en quién hemos creído, a veces nos cuesta.
Es lindo tener una fe de esas en las que solo se trata de sentarse y esperar, pero Dios nos pide más. Dios nos dice que para tener fe se necesita de valentía. ¿Sabes lo que dice el diccionario sobre esta palabra? Valentía: Determinación para enfrentarse a situaciones arriesgadas o difíciles.
Fíjate qué importante, en ningún momento dice que ser valiente es no temerle a nada. Dice muy claro: “determinación para enfrentarse”. Esto, entonces, no quita que en el proceso aún tengamos miedo, pero es muy importante para Dios que determines una cosa y que eso te sea por obra (vuelvo a repetir: aún a pesar del miedo que te dé hacerlo)
Cuando al fin decidí quedar embarazada no te voy a negar que tuve temor; vamos, hasta en ciertos momentos estuve aterrada, pero al haber dado ese primer paso de fe, Dios (ahí sí) dio los 99 restantes: una mañana simplemente me levanté y el miedo, ese que me atormentaba y paralizaba, había desaparecido.
Tal vez estés en el borde del Jordán, presionado de todos lados y esperando (con mucha fe, claro) que algo suceda de parte de Dios. Sin embargo, el Señor te dice que es necesario que tú metas la vara en el agua para que luego Él realice el resto.
No dudes más, a pesar del miedo que te pueda dar ese acto de valentía, te aseguro que tendrás victoria, porque, ahora sí, podrás tener la convicción de que aquello que aún no ves, se va a cumplir.
Posdata: mi hija se llama Emma, tiene doble significado: “La que es fuerte” y “Dios está con nosotros”. Son las dos caras de esta gran verdad: primero hay que tener valentía para luego ver la obra de Dios.
Cada mañana, al verla sonreír, Papá me recuerda que ella es la hermosa recompensa a mi valentía de creerle. Si le crees a Dios ¡Entonces salta al vacío!
“Dios amado, Tú conoces todo de mí y lo cierto es que tengo fe, pero a veces me gana el temor. Sé que no puedo pedirte que me hagas valiente, ¡eso me lo pides Tú a mí! Pero te ruego que me des fuerza para enfrentar aquello a lo que temo como buen soldado. ¡Estoy seguro de que entonces allí, sí, veré cumplirse aquello que tanto esperaba!”