Es sabido que, cuando a una comida le falta sal, suele decirse que está insulsa. Por cierto, la sal realza el sabor de los alimentos. Precisamente, ésa es la diferencia que los cristianos debemos hacer en el mundo. Dios quiere que cada uno de nosotros, pequeños granos de sal, seamos un condimento importante en la sociedad.
¿De qué manera Dios podría usarnos como sal en la vida de nuestra familia, amigos, vecinos? ¿Existirán personas que viven cerca nuestro y no conocen a Dios? ¿Habrá personas atravesando dificultades, sufrimientos?
Dios nos coloca en un barrio, una comunidad, un trabajo, una escuela, un club o una iglesia, en verdad, en cualquier ámbito, para que seamos la sal. Es decir, para que le demos un nuevo sabor a la vida de las personas, para que marquemos la diferencia.
Cuando Jesús nos dijo que seamos la sal y la luz en el mundo, estaba desafiándonos para que estuviéramos en contacto con los incrédulos. Muchos cristianos se alejan tanto de aquellas personas que no son cristianas que, a veces, ni saben cómo relacionarse con ellos. Se vuelven extremamente selectivos. Si la sal no se integra a la comida, no produce efecto. Si la luz no está en contacto con la oscuridad, no iluminará.
Las enseñanzas de Jesús fueron compartidas para ser obedecidas. Sí, obedeciendo a Cristo, seremos sal y luz en este mundo. No se trata de parecer perfecto frente a nuestros vecinos. ¡Todos nos equivocamos y mucho! Seguramente, nuestro testimonio, el de nuestra familia será importante. Vivir el amor y el perdón; asumir nuestras debilidades y buscar la fuerza en Cristo son actitudes que dicen mucho a los demás.
Ser sal en el mundo significa vivir nuestra fe, aplicar los principios del reino de Dios a nuestra vida y hablar de nuestro Salvador. Nuestro hogar puede ser una referencia en nuestra ciudad, en nuestros amigos y conocidos; un lugar donde las personas reconozcan la existencia de la gracia y del amor de Dios y aprendan sobre ellos.
“Padre eterno, en el nombre de Jesús te pido que nos enseñes cada día a caminar en este mundo con tu guía, que tu reino se entrone más en nuestros corazones y seamos un reflejo de tu amor y bondad. Que nuestras acciones, actitudes sean conforme a tu palabra”.