Los divisores nunca buscan reformas o mejoras, sino escombros.
Un divisor no “se aparta”, sino que “aparta” a los demás.
Un divisor no “va de frente” ni es constructivo, sino que conspira buscando “derribar y destruir”.
Un divisor no busca fortalecer la iglesia a la que critica, sino debilitarla y dominarla
Un divisor intentará “robar el corazón” de los descontentos y de los ingenuos.
Un divisor puede mentir y calumniar con descaro, con tal de alcanzar sus fines
No sé si estas pistas serán suficientes para trazar el perfil de un divisor, pero les da un leve conocimiento para reconocer algunos de sus principales rasgos. Si así fuera, el consejo bíblico es claro: “apartarse de los que causan divisiones”. ¿Cómo se hace eso? Eso significa no escucharlos, no seguirles, ni apoyarles en sus confabulaciones.
Romanos 16:17 dice: “Hermanos, les ruego que se fijen en los que causan divisiones y ponen tropiezos, en contra de la enseñanza que ustedes recibieron. Apártense de ellos”.
Como hijos de Dios debemos cuidar la unidad de la iglesia, cada una de nuestras actitudes deben ser a favor de la armonía en nuestra congregación, pero también se debe corregir a quienes atentan con la unidad de la iglesia, porque quien tal cosa hace busca su destrucción. Si alguien causa divisiones en la iglesia, llámale la atención una y dos veces; pero si no te hace caso, expúlsalo de ella, pues debes saber que esa persona se ha pervertido y que su mismo pecado la está condenando (Tito 3:10-11).
Debemos promover la unidad de la iglesia en la que nos congregamos, para esto se requiere humildad, nobleza y abandonar la altivez y la sabiduría en nuestra propia opinión lo cual es sinónimo de necedad.
Una vida rebelde rompe con la unidad, porque para este tipo de personas las contenciones, las discusiones y las peleas son su propósito principal, estos por estar bajo los deseos de su propia carne y no en el poder del Espíritu Santo.
Hay personas que dañan demasiado la unidad de la iglesia, debemos orar mucho por ellas. La Iglesia es la Novia del Cordero y con ella no hay que meterse.