Debo confesar que me costó confiar en un desodorante de pies en aerosol, ya que siempre fui del talco (desodorante para pies en polvo). Su efecto es bueno, lo recomiendo.
Días atrás, Carina, mi esposa, me preguntó si estaba usando ese aerosol. A lo que respondí que sí. En seguida ella me hizo notar que estaba equivocado en el uso del producto y resultó que ¡hacía semanas estaba protegiendo mis pies con repelente en aerosol para insectos! Envase parecido, misma marca, diseño similar. Pero, “parecido no es igual”.
La Biblia cuenta que cuando arrestaron a Jesús, sus discípulos huyeron abandonándolo; y había un joven que también lo seguía con la particularidad de ir envuelto con una sábana. Cuando intentaron detenerlo, huyó desnudo. (Marcos 14:50,51). Parecía un seguidor de Jesús, vestía similar, pero no era igual a Él.
Es muy dañino vivir una vida de apariencia, contentos con que los demás nos vean similares, seguidores y cercanos a Jesús. Fuimos llamados por Dios para ser iguales a Jesús. No una copia, no una imitación, sino vivir con su misma esencia.
Es tiempo de examinar nuestras acciones, porque ellas revelan el interior. Cuando las presiones de la vida te comprimen, ¿qué sale? ¿Desodorante para pies o repelente para insectos? ¿Eres de bendición o repeles a quienes te tratan?
El desafío para este tiempo es ser iguales a Jesús y dejar de ser parecidos. Toma hoy la decisión de cambiar, antes que la realidad te deje desnudo ante los demás. Parecer demanda mucho esfuerzo, ser igual a Jesús es un placer que se disfruta.
“Jesús, te pido perdón por vivir equivocado, por darle valor a la apariencia, a lo que los demás ven de mí. Hoy entiendo que debo ser igual a ti en espíritu, en esencia y en verdad. Que tu buen espíritu me sostenga y enseñe a reflejar tu sentir, no buscando mi bien sino sirviendo a todos”.