No es posible pensar una vida en el paraíso continuo, los pastos verdes y las corrientes de aguas frescas. Las temporadas de desiertos, valles de sombra y muerte son necesarios para el crecimiento y desarrollo personal.
El problema no es lo vivido sino en que estación quedaste detenido. El problema no es el abandono sino dejar que tu vida se ponga en pausa por los que se fueron. El problema no es el desamor, sino creer que sin esa persona no volverás a sentirte amado. El problema no es la puerta que cerraron sino quedarte sin avanzar por las que se abrirán.
Jesús nos invita a la vida plena, pero no garantiza que saltearemos las adversidades. ¿Cómo lograr seguir luego de los daños? Algunos creen que es dar vuelta la página, otros que mejor empezar de cero. Dios le ordena al profeta que dé dos pasos:
No te acuerdes. ¿Es posible vivir sin recordar lo que pasó? “Recordar” es volver a pasar por el corazón. No es bueno activar las emociones al pensar lo vivido, sino elaborarlo desde el aprendizaje.
No traigas a memoria. Ese acto voluntario y continuo de enroscarnos desde el sufrimiento o el enojo por lo que nos hicieron.
“Yo hago cosa nueva”, es claro el mensaje: “yo hago cuando tú dejes de pensar en eso”. Para que venga lo nuevo no podemos seguir atados a lo viejo, no es suficiente con irme, bloquear, dejar de ver… es necesario una metanoia, un modo distinto de pensarlo.
“Pronto saldrá a luz”, pero, ¿cuándo? Cuando dejes de pensar, afligirte y enredarte en situaciones vividas. Entonces, sí, volverás a ver caminos nuevos en medio de tu desierto y aguas frescas que te vigoricen en tu soledad.
Activar la voluntad y el dominio propio es fundamental para cerrar ciclos, cancelar deudas emocionales y abrir las cárceles del alma para ser libres.
Este pasaje nos invita a reflexionar y hacer una lista de aquellas cosas vividas que no descartamos, dejar de acumular sufrimientos y ser prontos para aprender.
“Señor, quiero sanar lo vivido, capitalizarlo como aprendizaje y cambiar mi modo de pensar. Dame tu sentir, enséñame a abrazar tu voluntad y tener la certeza que caminas a mi lado, a pesar de transitar por tanta oscuridad. Sé que estas al final de recorrido, y que vienes a llenarme de tu paz”.