Todos los hijos siempre vemos a al padre como un gran ejemplo, nuestro primer ejemplo a seguir. Hoy hablaremos de las características de un Hijo de Dios. Es muy importante saber que somos hijos porque tenemos beneficios ante Dios al serlo. También tenemos responsabilidades como cualquier hijo, pero siempre Dios, Nuestro Padre, está a nuestro lado ayudándonos, enseñándonos cómo hacerlo, cómo caminar, para después correr.
Yo, personalmente tengo tres puntos sobre los “Hijos de Dios”. Claro que existen muchos más, pero hoy quiero mostrarte los siguientes:
Un Hijo admira a su Padre. Admirar a nuestro padre Dios es admirar su poder y sus acciones a favor de nosotros, sus bendiciones, reconocerle ante la gente y dar gracias a Dios.
En 1 Crónicas 16:34 dice: “¡Alaben al Señor, porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre!”
Alabar a Dios en todo momento, reconocer su poder y admirar su grandeza. Dios ha hecho cosas maravillosas por las cuales debemos agradecer y una de ellas es haber enviado a su hijo Jesucristo a morir por nosotros.
Un Hijo imita a su Padre. Siempre tenemos un ejemplo a seguir, y Dios nos mostró a Jesús como un ejemplo en la tierra a seguir. Una de las cosas que Jesús dijo en Mateo 5:9: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Pacificadores o los que desean la paz, ellos serán llamados hijos de Dios
También en 1 Juan 3:9-10 dice: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.
Cuando nos convertimos en hijos de Dios, Dios habita en nosotros y donde está Dios, el pecado no puede permanecer.
Un Hijo confía en su Padre. Confiar en Dios es confiar en quien nunca falla, quien nunca te decepciona, quien nunca te traiciona, Aquél que te ama y quiere lo mejor para ti porque te vio nacer, te formó y desde el vientre de tu madre te escogió y te llamó hijo.
En Salmos 73:25 dice: “¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”.
¿A quién tenemos¿ ¿Quién más nos puede ayudar en momentos de tribulación, futilidad, desánimo? Solamente Dios, sólo existe un Dios y es nuestro Padre. ¿Tienes una idea de lo que eso significa? Significa que ese Rey de reyes, el Dios todopoderoso, es tu Padre.
Terminaré esto diciéndote esto. Todo lo que tú has obtenido hasta el día de hoy ha sido por gracia de Dios; Dios te ha permitido tener lo que tienes, y si Él quiere puede quitarte todo lo que te ha dado. Pero no lo ha hecho, porque te ama, porque cada día que pasa lo prepara para ti, las veces que has sonreído por alguna situación que te ha hecho feliz. Dios ha sonreído contigo porque quiere que seas feliz, pero fuera de Él jamás lo serás.
Si hoy estás leyendo esto y sientes la necesidad de volver a sentir a Dios, créeme, Dios también desea estar cerca de ti, pero no puede habitar donde habita el pecado. Y si dices que es difícil dejar el pecado, sólo mira la cruz y pregúntate: ¿habrá sido difícil lo que Jesús hizo en la cruz por mí?
“Señor, no quiero desperdiciar más mi tiempo. Quiero aprovechar mi oportunidad de volver a ser hijo”.