Sería más confortante que cuando estás cansado te ayuden a descansar, te cubran en tu tarea, o te dejen la carga más liviana. Sería más reparador que manden gente que te ayude, o una estrategia nueva, pero no, Dios prefiere “aumentar tu esfuerzo y multiplicar tus energías”.
He pasado por tantas aguas turbulentas que me considero experta en cruzar ríos y cascadas. Al mirar el recorrido Dios no envió al rescate por mí ni me condujo a orillas seguras. He pasado noches oscuras, mañanas inciertas. Desiertos intensos llevando mi equipaje, sola. Sé lo que es esperar el milagro y aun así permanecer sin nada, pero nunca sentir su desamparo.
Al terminar esas temporadas he pensado: ¿por qué callé? ¿Cómo pude resistir? ¿Por qué no abandoné? Dios se encargó entonces de mostrarme que en mis épocas más difíciles, Él se mostraba en mi adversidad.
Puedo alentarte a no abandonar la travesía entendiendo que: Sientes angustia porque tu barca se quebró, mientras otros admiraban tu coraje. Piensas ahogarte en tu mar de problemas, mientras otros admiran que las muchas aguas no te vencen. Quisieras gritar y quejarte, pero otros admiran tu silencio. Planeas rendirte, dejarte morir, mientras otros se maravillan de tus fuerzas. Cuando al fin te entregas, desahuciado, para que Dios te ayude, muchos admiran tu fe.
Cada vez que piensas abandonarlo todo, y continúas, tu ejemplo de perseverancia y fe guía a otros a seguir un poco más. Puedes sentirte un fracaso sin saber que muchos se inspiran en ti para dar un paso más. Dios se glorifica en tus debilidades.
Cada vez que pienses abandonar recuerda que alguien desea tener tu coraje, tus recursos y tus habilidades, y que viéndote puede también seguir un poco más. La vida es un entrenamiento continuo, si permaneces en carrera tus rodillas se fortalecerán, tus brazos se levantarán con vigor y tus alas podrán elevarse a alturas no antes experimentadas. Estoy convencida que Dios está con los que se esfuerzan, y multiplica las ganas a quienes ya no las tienen.
Por amor propio y a los que te siguen, toma fortaleza, resiste un poco más.
“Pedimos Señor, que hoy te hagas fuerte en nuestras debilidades, poderoso en nuestras derrotas y vencedor en cada una de tus batallas. Queremos mantener firmes nuestra fe y ser de inspiración a quienes siguen nuestros pasos”.