El corazón del cuerpo humano late las 24 horas y mantiene nuestra sangre circulando y llevando oxígeno, nutrientes y defensas donde el cuerpo las necesita, por eso debemos cuidarlo, si no late no hay vida. En el plano espiritual, el corazón define la esencia de una persona. El diccionario define esencia como: “El conjunto de características necesarias e imprescindibles para que algo o alguien sea lo que es”, o sea es lo que define a una persona. “En el agua se refleja el rostro y en el corazón se refleja la persona” (Pr. 27:19). El corazón refleja de una persona, su interior, su personalidad, su esencia.
Acerca del corazón, la palabra de Dios dice: “Sobre todas las cosas guardadas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.” (Pr. 4:23). ¿Cómo cuidamos el corazón? Hoy sabemos que una alimentación sana y actividad física cuida nuestro corazón para prevenir las enfermedades cardiovasculares. Del mismo modo debo cuidar mi corazón espiritual cuidando con qué lo alimento y cómo lo ejercito. La alimentación del corazón se basa en lo que leemos, miramos y oímos. Hay cosas que no conviene leer, cosas en TV o internet que no me conviene mirar y conversaciones ociosas que no construyen. Quizá no se perciba el daño hasta ser demasiado tarde.
Las enfermedades cardiovasculares son silenciosas. Puedo alimentarme mal y no hacer ejercicio y llevar una vida normal, pero avanzan en silencio. Del mismo modo puedo leer, mirar y oír alimentos espirituales que siembran colesterol en mi espíritu y un buen día perder mi santidad.
Para el ejercicio debemos tener constancia. Si quiero correr una carrera de 10 kilómetros debo entrenar con dedicación y constancia para lograr un buen rendimiento. Para ver obrar a Dios, el secreto es la oración y es mi principal actividad física para el corazón. Leí una frase que dice: “La oración es el método más efectivo de renovación y transformación, porque al orar la persona se vincula a Dios y no al problema”. Por eso la Bilbia dice: “La oración del justo es poderosa y efectiva” (Stg. 5:16).
Entonces, Dios mira el corazón, el cual refleja a la persona, y debemos cuidarlo de qué cosas miro, leo o participo y entrenarlo en la oración día a día para alinear mi GPS espiritual con el espíritu de Dios y así correr la buena carrera.
“Señor. Haz que mi ejercicio espiritual de cada día produzca un corazón sano, alineado a ti”.