¿Por qué es tan urgente una respuesta correcta al avivamiento que está ocurriendo en la Universidad de Asbury en Wilmore, Kentucky? Para responder eso, permíteme que te cuente una historia acerca del cóndor de California. Esa gran ave estaba, prácticamente, extinta cuando uno de esos buitres gigantescos —con alas de tres metros de anchura— puso un huevo. El nido estaba en lo alto de unas montañas inaccesibles, pero el servicio forestal tuvo que mantener oculta su ubicación. Y por una buena razón.
La noticia estaba en todos los medios. Los naturalistas intentaron encontrar el nido para fotografiar al huevo. Otras personas querían acampar cerca de él y grabar un video con la esperanza de captar el momento en que eclosionara. Lo irónico es que las mismas personas que afirmaban amar mucho al ave eran la mayor amenaza para su vida. Es extraño que un pájaro tan poderoso, ya adulto, sea tan vulnerable al nacer. Eso es lo mismo que ocurre con el avivamiento: es vulnerable al abuso, en el mismo momento de su nacimiento.
En efecto, tu primera reacción a las noticias sobre Asbury es una prueba de tu condición ante Dios. Sé sincero. Cuando te enteraste de lo sucedido en Asbury, ¿qué sentiste? ¿Celos, dolor, críticas o dudas? ¿Sentiste algún tipo de curiosidad carnal al respecto? Algunos respondieron de inmediato pensando en formas de sacarle provecho para sus propios fines.
Veamos 5 maneras incorrectas de responder a lo ocurrido en Asbury:
1. Reaccionar con curiosidad carnal.
¿Eres adicto al avivamiento, a la profecía o a la liberación? ¿Te excedes con los acontecimientos emocionales? ¿Sigues la última moda espiritual? Si es así, considera mantenerte alejado. Harás más daño que bien.
Si vas, hazlo porque sientes convicción, vé listo para arrepentirte bajo la majestuosa presencia de Dios. Decidido a regresar como una persona cambiada que pueda difundir el avivamiento ahí donde vives. No vayas a conseguir una bendición barata.
2. Responder dudando de que se trata de un avivamiento real.
Si lo primero que salió de tu boca, acerca de Asbury, fue algo así como: “Si esto fuera un avivamiento real, no cantarían ese tipo de coros de adoración, ni usarían esa traducción de la Biblia”, estás reaccionando, pero no discerniendo.
Todos los avivamientos se manifiestan a través de seres humanos imperfectos. En muchos casos, Dios aprovecha las debilidades humanas para la gloria de él. La Biblia dice: “Tenemos este tesoro en vasos de barro”.
Andrew Murray pastoreaba una gran iglesia en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. La dejó en manos de otras personas mientras se dedicó a un año sabático en Inglaterra. A su regreso, un sábado por la noche, encontró la casa pastoral llena de gente llorando ante Dios. Así que entró y disolvió la reunión, reprendiéndolos por su “emocionalismo”. Pero cuando salió de la iglesia, encontró a su padre gimiendo. Este le dijo: “¿Cómo te atreves a detener algo por lo que he estado orando durante 30 años?”.
La reprensión fue tan fuerte que Andrew se negó a predicar por varios meses. Se sentaba en la parte posterior de la iglesia, arrepentido y triste por su comportamiento. Hasta que al fin, un domingo por la mañana, los ancianos lo levantaron físicamente y lo llevaron al púlpito. Entonces, el fuego que había comenzado en la reunión de oración de aquel sábado por la noche lo alcanzó. Ese avivamiento llevó a 5.000.000 de africanos a los pies de Cristo Jesús.
3. Una respuesta de celos por parte de la vieja escuela.
Otra ironía del avivamiento es el hecho de que aquellos que presenciaron el último despertar que ocurrió son los primeros en manifestar un espíritu negativo con respecto al nuevo. Celosos, tal vez, porque supusieron que si Dios lo volvía a hacer, sería —una vez más— a través de ellos.
John Wesley fue expulsado por la Iglesia de Inglaterra porque predicaba al aire libre en vez de en las instalaciones de la iglesia. El resultado fue el avivamiento metodista que se extendió a cinco continentes.
Décadas más tarde, la iglesia metodista intentó revocar la ordenación de dos de sus predicadores más apasionados: William y Catherine Booth. Adivina por qué. Porque estaban predicando al aire libre. Así fue como nació el Ejército de Salvación.
4. Una respuesta arrogante por parte de la nueva escuela.
Fue Finney el que observó que los avivamientos mueren, tanto por el espíritu negativista de la vieja escuela como por el espíritu arrogante de la nueva.
Se ha dicho mucho que no hay un gran predicador o líder de este milagro que está sucediendo en Asbury. Pero no estoy de acuerdo con eso, sí hay líderes. Tal vez no sean muy reconocidos, pero están liderando este avivamiento. Si no hubiera personas tomando decisiones, solo habría caos.
Quienesquiera que sean, deben mantenerse puros ante el frenesí de los medios de comunicación. Aunque puedan ser absolutamente nuevos en lo que respecta a avivamientos, les solicitarán entrevistas y los tratarán como expertos. Pero hay que considerar que la tentación del orgullo es el arma preferida del diablo. Es letal, repentina y llega temprano.
Ellos deben desechar el título de “expertos”. No deben sentirse superiores a aquellos que los precedieron. Este milagro no es una aprobación a su talento o profundidad espiritual. Es el resultado de un Dios amoroso, desesperado por salvar, que ha encontrado a un grupo de personas dispuestas.
5. Otra respuesta: sentirse herido.
Cualquier ministro que haya trabajado por décadas con escasos resultados podría sentirse herido, hasta afligido, cuando un acontecimiento pasa de la penumbra a la aclamación mundial en cuestión de días.
Cualquier predicador puede sentirse como el salmista que dijo en el Salmo 73:13-14: “Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas”.
Este dolor, sin embargo, puede ser sanado y alentado. Hay un viejo refrán que dice: “La marea alta eleva todos los barcos”. El avivamiento es esa marea alta. No es importante dónde comience, porque al final elevará la marea de poder y la efectividad de todos los ministerios e iglesias. Eso significa que cualquier triunfo en la cristiandad es nuestra victoria.
No obstante el avivamiento no solo levanta todos los barcos, sino que los trae a la unidad. Pedro obedeció a Jesús y arrojó la red al agua, como leemos en Lucas 5. Esto es lo que sucedió luego: “Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían. Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse” (Lucas 5:6-7).
El avivamiento llevará a los barcos a la unidad y a un gran número de almas al Reino. ¡Alégrate mi hermano! ¡Alégrate hermana mía! Perteneces a un ejército victorioso y ¡acabamos de obtener una gran victoria!
Padre nuestro que estás en los cielos, oramos por este poderoso milagro en la Universidad de Asbury. Pon tu mano de protección sobre esto y haz que prospere hasta alcanzar su máximo potencial. No permitas que hagamos algo que empañe la sencilla y candorosa obra que estás haciendo. Todo esto te lo pedimos en el Nombre de Jesús. Amén.