Algo básico en nuestra fe es saber quién es Jesús, pues si no sabemos esto con certeza no tendremos certezas de nada. Quizás para la gente de esta época es más sencillo entender que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios viviente, lo creamos o no, hay una convención mundial (o por lo menos en aquellos lugares en donde se ha predicado el evangelio) de que Jesús es el Mesías. Aún el pueblo judío tiene conocimiento de esto aunque no lo acepten.
Pero para las personas de su época era mucho más difícil poder ver esta situación en Jesús. Sus discípulos lo seguían y de seguro que seguían al Mesías, así lo creían, pero ¿hubieran tenido la firmeza dialéctica y espiritual de Pedro al declarar: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”? Pedro acá está diciendo “Tú eres el ungido del Dios vivo, el ungido para ser nuestro Rey” (eso significa Cristo en griego). ¿Como lo fue Saúl? Sí, pero distinto, porque el reinado de Saúl, que podría haberse perpetuado en el tiempo se desvió con el desvío de Saúl. ¿Como lo fue David? Sí, distinto pero más parecido, porque en David Dios prometió que su reino sería para siempre (2 S. 7:16), aunque David no podía saber que el Reino del que hablaba Dios a través del profeta Natán era el Reino que vino a instaurar Jesucristo.
Por eso, las palabras de Pedro ante la pregunta de Jesús de “quién dice la gente que soy” son tan contundentes que Jesús sabe que esa respuesta fue revelada por el Padre. Ergo, Pedro estaba siendo usado por Dios para declarar a favor de Jesús y declararlo a todos los otros discípulos que habían de lo que la gente decía, que Jesús era Elías o Juan el Bautista resucitado, pero Pedro dio en el clavo con la respuesta. Esa es la respuesta que debemos dar cuando nos pregunten quién es Jesús. El Espíritu Santo se encargará de convencer de pecado y de juicio. Nuestro deber es declarar la Palabra de Dios con la certeza que tenemos que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
“Señor, que tu Espíritu Santo nos dé la certeza, la convicción y la dialéctica de Pedro cuando hablemos de nuestro Señor Jesucristo”