El Salmo 91 es un salmo poderoso que habla sobre la protección de Dios. Es uno de mis preferidos, y seguro para muchos también lo es. Aquellos que han puesto su confianza en Dios estarán seguros y tendrán la certeza de su compañía y su protección por siempre. ¡Nada mejor que estar bajo el cuidado amoroso de nuestro Padre Celestial!
Podemos encontrar muchas enseñanzas de este Salmo, pero veremos estas 3 verdades vitales para nuestro caminar en este 2023 tomados de la mano del Señor y gozar de su compañía.
1. El lugar más seguro para habitar: “El que habita al abrigo del Altísimo, se acoge a la sombra del Todopoderoso”. (91:1)
“No hay lugar más grande, más alto que estar a tus pies”, dice una canción. Creo firmemente que es así, es el mejor lugar para vivir, el más seguro y más lleno de paz. Solo lo experimentaremos en la presencia del Señor. ¿Buscas la presencia de Dios cada día?
En los primeros versículos, el salmista habla sobre Dios con amor y con una confianza especial fruto de su experiencia propia. Él había experimentado el poder de Dios en su vida y sabía que podía confiar en su fidelidad y cuidado amoroso.
Yo le digo al Señor: “Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío”. (91:2)
Los versículos 1 y 2 nos hacen pensar en un niño que se refugia en los brazos de su padre. Se acerca a él sonriendo y completamente seguro de que su papá lo recibirá con amor. Esa es la emoción que expresa esta sección del salmo. El tono afectuoso y lleno de confianza pues el salmista sabía que podía acudir al Señor y refugiarse en él en cualquier momento. ¡Dios no le rechazaría!
Habitar al abrigo de Dios describe una cercanía preciosa e íntima, el salmista expresa la certeza de sentirse protegido y resguardado ante los peligros que presenta la vida.
2. La confianza en Dios echa fuera el temor: “No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las sombras, ni la plaga que destruye a mediodía. (91:5-6).
En los versículos del 3 al 13 el autor del Salmo describe muchas calamidades que pueden llegar a la vida del ser humano. En algún momento tendremos que enfrentar pruebas y hasta trampas del maligno. Esa es la realidad, pero en el Salmo también se expresa la seguridad de que el poder de Dios es mucho mayor que cualquier problema o dificultad. “Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas”, dice el versículo 3. Solamente Dios es poderoso para librar a sus hijos de todo mal.
Ese conocimiento trae una paz sin igual al corazón y echa fuera cualquier duda o temor. Cuando ponemos nuestra confianza y fe en el Dios todopoderoso creador del cielo y de la tierra, todo lo demás parece perder fuerza. Aunque los peligros no desaparecen porque vivimos en un mundo caído, los hijos de Dios contamos con su poder y su compañía. En medio de todas esas situaciones veremos al Señor obrar.
3. Tú decides si vives bajo la protección de Dios: “Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre”. (91:14)
Los versículos finales del capítulo nos dan la clave para disfrutar de la protección de Dios. En lugar de refugiarnos en los demás o en nuestras propias fuerzas, debemos refugiarnos en Dios y aferrarnos a él en medio de las dificultades. Esto significa depender completamente de él buscando su dirección en oración para saber cómo actuar. Los pasos que se dan son en obediencia, confiando siempre en su poder.
¿Cómo mostramos esa dependencia total en Dios?
• Acogiéndonos al Señor, amparándonos en él aunque la situación sea extremadamente difícil.
• Reconociendo su nombre y el gran poder que hay en su nombre. “Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo” (Pr. 18:10).
• Invocándole, clamando a él en medio de cualquier situación.
Los resultados de decidir vivir bajo la protección de Dios son nada más y nada menos que: La liberación, la protección, la compañía del Señor en los momentos de angustia, años de vida y sobre todas las cosas, la salvación y la vida eterna. ¡Esas son las bendiciones para el que decide vivir bajo el amparo del Señor! Así lo dicen los versículos 14-16.
“Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores. Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación”.
(Sal. 91:14-16)
“Señor ayúdanos a decidir cada día correr y refugiarnos debajo de tus alas, para disfrutar plenamente tu presencia, recibir tu revelación y guía hasta el final de nuestros días”.