Desde hace unos meses, diferentes personas me dicen esta palabra: “paciencia”. ¡Justo a mí que soy la ansiedad en persona!
Me ha costado siempre esperar. Atravesar procesos largos y tediosos no son mi fuerte, pero se ve que de tanto en tanto tengo que transitarlos. Parece que no entiendo a la primera y me toca esperar.
La RAE tiene varias acepciones para paciencia, entre ellas:
1. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
3. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
Pero la Biblia dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” ¡Qué difícil es esperar y confiar en que Dios está detrás de cada detalle y que nada se le escapa! Su mirada no es finita como la nuestra. Él ve más allá de todo y todos. Cuando me desespero y no encuentro paz, solo me queda descansar en los propósitos que Dios tiene para mí. Dios quiere mi bienestar, planes de “bien estar”… Y sólo puedo estar bien cerca suyo, estando en sus brazos de amor verdadero y eterno.
¿Y qué hacer cuándo me desespero e intento hacer cosas para estar mejor? Lo que mejor me funciona y, sinceramente, lo que más me cuesta, es quedarme quieta y descansar en que el tiempo de Dios es perfecto. Y hacer y hacer no me lleva a ningún lado, solo al agotamiento y al estrés.
Aprender a contemplar las situaciones, transitarlas aunque sea de la mano del dolor, me ayuda a sobrellevar la ansiedad. Intento no esconderme y enfrentar las tormentas, aunque no me guste. Porque sé que saldré de ellas fortalecida y llena de aprendizaje. En definitiva, eso es crecer y avanzar, ¿verdad?
También me ayuda orar, hablar con Dios, sacar para afuera lo que me agobia y no me deja descansar. No quiero quedarme estática viendo la vida pasar. Y aún más sabiendo que sola no estoy y que mi Dios me lleva a upa en cada circunstancia.
Y, sí, todo tiene Su tiempo y todo lo que se quiere tiene Su hora. A seguir aprendiendo y que cada día traiga su propio afán. La vida es hoy.
“Señor, ayúdame a tener paciencia, a saber que tú tienes el control del tiempo y que a tu hora sucederán las mejores cosas para mi vida, según tu voluntad”.