Me encontré en las redes un mensaje para leer cada vez que uno esté pasando por un mal momento y decía, entre varias cosas, tomar contacto con la naturaleza para obtener tranquilidad de su esencia, hablar con el fuego, contárselo al agua, hablar con la tierra que sabe de renacimientos y hablar con tu Yo superior.
Por más que me esfuerce en hablar con el agua que está formada por moléculas de hidrógeno y oxígeno, sin ningún poder cognitivo, es imposible que me escuche y menos que me aconseje. Lo mismo sucede con el fuego o la tierra. La naturaleza es digna de ser admirada pero es obra de un Creador de una inteligencia infinitamente superior a la mía.
Si admiro una obra de arquitectura, su diseño, su materialidad, su funcionalidad, intentaré hablar con el arquitecto creador que me cuente sobre su diseño y objetivos, no con las partes de la obra.
De la misma forma la naturaleza no se creó a sí misma, es obra de un creador. Usted, lector, y yo, somos obra de la unión de nuestros padres, no podemos crearnos nosotros mismos.
Entonces, ¿cómo puedo tomar contacto con el Dios de la creación? En la cultura judeo-cristiana, Dios equipó a los seres humanos como seres trinos: cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo es nuestro físico, el alma nuestra esencia (lo que pienso y siento) y nuestro espíritu, el que me gusta decir que es mi parte en común con el Dios Creador, algo así como un celular con línea directa al cielo.
El tema es cómo usarlo y querer usarlo. En este sentido el líder más grande que vio la historia se llamó Jesús, vivió hace más de dos mil años y tiene una vigencia impresionante. No estoy hablando de religión (serie de rituales y normas las cuales podremos debatir en otro momento), estoy hablando de relación. Jesús hablando con un religioso de su época le dijo que era necesario nacer otra vez. Y acá está, a mi entender, el secreto de conectar y usar el celular para hablar con el Creador.
El religioso le preguntó: “¿Cómo es nacer de nuevo?” Y Jesús le dijo: “Debes nacer espiritualmente, no físicamente”. Es el deseo de conectar con el Dios Creador, es hacer la llamada y decir “necesito conectar contigo para contarte qué me pasa”. Es reconocer su infinita sabiduría, amor incondicional y perdón absoluto para renacer y adquirir lo necesario para enfrentar mis problemas.
Si estoy dispuesto, El no rechaza a nadie y la línea nunca está ocupada. Generalmente los ocupados somos nosotros.
Levanta el teléfono espiritual, cierra los ojos, respira profundamente, limpia tus pensamientos y llama al Dios Creador y puedes contarle tus problemas, aceptar su señorío sobre tu vida y nacerás espiritualmente.
Cada vez que te sientas rechazado, solo o fracasado, el Espíritu Santo del Dios Creador de todo el universo está dispuesto a escuchar y brindar amor y paz, no como el mundo la da, sino como Dios la da, de una forma que sobrepasa nuestro entendimiento.
La naturaleza no habla ni aconseja pero Dios a través de su Espíritu, sí, y te está esperando como un padre o madre escucha a su hijo. Usa tu celular o sea tu espíritu.