Tanto Cecilia Molina como María Elena Ontivero traen sobre sus espaldas décadas de radio. Largos años en los que el micrófono fue como su mejor amigo. Molina, desde la balnearia Pinamar, en Buenos Aires, y Ontivero, desde su Córdoba natal, ejercieron con hidalguía el oficio de comunicadoras, sobreponiéndose a no pocos vallados que se interponían entre ellas y el éxito. Muchos de esos vallados, seguramente, no fueron traspuestos, y los que sí lo fueron, los conocemos.
¿Cómo fueron sus inicios en la radio?
–Cecilia: Todo comenzó con un mal entendido. Terminé el secundario y quería trabajar para ayudarme en la carrera que había iniciado: abogacía. Vivía en la hermosa ciudad de General Madariaga donde todo pasaba por la radio. Los milímetros que llovían en cada campo, si algún estanciero tenía que pedir a su peón que entrara los caballos, o si Doña María debía venir a la ciudad porque su hija había tenido familia. Todo se anunciaba en la radio comunitaria y de servicio LU28, Radio Tuyú, en el 1540 del dial. Me avisan que en la radio habían pasado un anuncio en el que buscaban gente para trabajar, así que me dirigí hasta allí para consultar. Cuando me presenté, me reuní con los directivos; llamaron al conductor que estaba al aire y comenzaron a contarme el proyecto. Cuando me di cuenta que el trabajo era allí y estaba teniendo mi primera entrevista laboral, no podía creer lo que me estaba pasando. Hasta que llegó la pregunta que más que interrogante fue como una provocación: “Qué, ¿no te animas?”. Al inicio de la semana siguiente, un lunes 7 de junio (como si Dios confirmara mi camino) comencé a trabajar como movilera de “Con cierto Estilo”, magazine periodístico de la emisora.
–María Elena: Arranqué en los comienzos de la década de los ‘90 haciendo un programa para los jóvenes de la iglesia. Sábados a las 18:00 horas, “Entre Lágrimas y Euforia”, como una canción del cantante Alejandro Lerner. Una noche me llamó un hombre que decía ser director de FM La Cañada y me citó para el lunes siguiente. Me dijo que le gustaba lo que hacía y que quería que acompañara a un conductor de un programa que se llamaba “RPM Sport… deportes y más”. Así empecé, desde muy abajo, en una radio pequeñita. Pero que me dotó de la experiencia que luego utilizaría en el resto de mi carrera. Pasé por diferentes emisoras: Shopping, Cadena 100 Córdoba, 99.7 DE LV2 Suquía, Play, FM Amistad, FM Oxígeno, FM Un Nuevo Día. También estuve en una radio del interior de Córdoba, en un lugar llamado Sinsacate.
¿Cómo definirían la radio?
–Cecilia: Más que hobby, más que entretenimiento, más que un medio. Es un ministerio, un servicio a Dios que debe desarrollarse con total responsabilidad y compromiso.
–María Elena: Amor, pasión y vida.

¿Su relación con la radio, fue amor a primera vista?
–Cecilia: No. Fue una relación donde la seducción provenía de manera unilateral. El medio me atraía y no me daba cuenta de sus juegos de coqueteo constante. En un momento tuve que blanquear que me pasaban cosas. Que esa relación iba en serio y que quería estar toda mi vida a su lado. Allí vino el compromiso y me fui a estudiar Comunicación Social.
–María Elena: ¿Sabes que no? ¡Pensé que sería abogada o bailarina clásica! Aunque para bailarina me sobraban algunos kilitos (risas). Te cuento que mi amor por la radio no nació hasta enero de 1990. En un congreso de jóvenes en Puerto Madryn, en la provincia del Chubut, me dieron una palabra a la cual le quise dar otra connotación, pero cuando Dios decide algo, es “hágase tu voluntad, Señor”.
“Te doy las comunicaciones para que te enseñorees y me glorifiques”. Esa fue la palabra. Cuando regresé del congreso pasaron muchas cosas que me sacaron de lugar. Yo era empleada doméstica y cuidaba niños. Todos me decían: “qué linda voz que tienes” (cosa que hasta entonces nunca nadie me había dicho). Y me decidí a estudiar. Así que hice un estudio terciario de 2 años que daban 2 periodistas reconocidos de radio, televisión y producción. Me esforcé el doble. Para pagar y encajar. ¿Cómo es que una empleada doméstica va a ser locutora o periodista? Pero, como dije antes, cuando Dios dispone algo nos va corrigiendo el camino. A veces, suave y otras, con dolor. Y no paré hasta hoy… con algunos intervalos.

¿Cuál fue el punto de inflexión tras el cual decidieron recorrer sus propios caminos, con radio propia y desde sus casas? ¿Qué fue lo más difícil que tuvieron que decidir al optar por el rotundo cambio de trabajar para una radio a tener una propia?
–Cecilia: Desde que comenzó a debatirse la ley de aborto en la Argentina y eran pocos los que teníamos la posibilidad de dar una postura diferente en los medios, ya comenzó a nacer algo en mi interior. Sabiendo que no le iba a agradar a todo el mundo pero, siendo fiel a mis convicciones y a las personas que se sentían representadas por esa voz que no se oía en muchos lados, pero que era de la mayoría. Los “grandes” medios sólo hacían foco en un plano de la información y no mostraban un verdadero análisis de la realidad. Tal como a Jeremías, algo ardía en mi corazón y no podía resistirme.
Hasta que llegó la pandemia. Creo que para muchos fue un antes y un después. Ver calles vacías, todos aterrorizados, guardados en sus casas. Sólo los de actividades esenciales podíamos transitar. Como se había anunciado pocos días, levantaba cada mañana a mi pequeña que, como no tenía clases, venía conmigo al trabajo. El panorama local no era el mismo que lo que se hacía creer desde los medios nacionales; pero el viento frío de temor comenzó a invadir los médanos. No sólo no regresarían las clases sino que tampoco mi hija podría estar con sus abuelos. Por eso, hablé con mi socio de radio y decidí comenzar a transmitir desde mi casa, para garantizar seguridad a mi hija.
En un rincón de la habitación monté las cámaras y la técnica indispensable para salir, vía streaming desde mi casa.
Pero no todo quedó allí. Las cifras de muertes, infectados y desgracias comenzaron a ser el foco de la información. Pero en lo personal sabía que no era todo. Todos los días llegaban al medio, pedidos de leche, comida, ropa, leña. El invierno se hizo presente y con él, una cruda realidad. Pero cada vez que el pedido salía al aire, las respuestas positivas comenzaron a llegar. Justificada por mi profesión, y en trabajo mancomunado con agentes de salud, me sumé a un grupo de voluntarios anónimos que conformaron una red de instituciones solidarias, para buscar y entregar donaciones. No todo era muerte, no todo eran infectados, no todo era desastre, no todo era desesperanza. Allí empecé a cambiar la óptica de la información y fortalecer el mensaje de fe.
Ya había aprendido la parte técnica, ya tenía los contactos y una carrera que necesitaba despegar. Y allí, Enfoque.ar comenzó a tomar color.
“A veces el destrato o el vacío y la soledad de los que amamos esta profesión nos lleva a no medir y seguir trabajando hasta gratis” (María Elena Ontivero)
–María Elena: Fácil: me quedé sin trabajo. Siempre pensé que algún día llegaría el reconocimiento económico y lamentablemente no llegó. A veces el destrato o el vacío y la soledad de los que amamos esta profesión nos lleva a no medir y seguir trabajando hasta gratis. En diciembre se acabó la sexta temporada de “Dale que va” en la radio en la que nació el programa. Y no fue hasta marzo que esperaba una resolución que no llegó nunca. Un amigo, Marce Sojae, me decía: “Haz la tuya”, y yo pensaba, “¿con qué?” Pero cuando Dios tiene ya definido, todo se hace. Me ofrendaron un dinero que era para ponerme la radio. Me lo robaron, accedí a un crédito y sin dudarlo lo hice. Y aquí estoy, en la lucha diaria.
–Cecilia: La parte económica parece siempre como una limitación. Pero el llamado a mostrar la información desde una perspectiva diferente, bajo la mirada del Creador, fue más fuerte. Hablé con mi socio, renuncié a la Dirección del Medio y decidí lanzarme a tener uno propio. Montar estudio, comprar equipamiento, contar con máquinas que soporten streaming audiovisual, cambiar la velocidad del internet, obtener el dominio, contar con un locutor, un diseñador y otros profesionales que pudieran descifrar el sentir del medio naciente, no fue tarea fácil. Contar con auspiciantes se veía muy lejano aún. Pero Dios es fiel y ya la página está online y creciendo.
EnfoqueAr es la web de Cecilia, que marca su tendencia desde el comentario editorial, en el que deja claro que en su medio va a reflejar todo lo que ocurra, pero otorgándole un enfoque particular. Por su parte, María Elena fue más personal y su nombre propio dio origen al de la radio on line que montó hace pocas semanas y que hoy está cosechando, diariamente, innumerables muestras de afecto y adhesión a sus propuestas radiales.
¿Cómo es despertarse y, sin salir de casa, preparar el café o el mate y encender la computadora para iniciar con la aventura radial del día?
–Cecilia: Personalmente, como hago streaming con audio y video, busco producirme lo mejor posible, mientras se calienta el agua. Es más, si me pongo perfume: mejor. Siento que todo se transmite.
Las máquinas nunca se apagan, sólo se mueve el mouse y aparece la transmisión. Chequeo que todo esté en orden, programo lo del día y salgo a la calle. Es que además de poder transmitir desde casa, hoy cuento con la posibilidad de que el medio en el que trabajaba anteriormente como Directora, aún me quiere en su casa. Desde uno de los estudios más lindos y grandes de la ciudad, transmito el magazine periodístico de Enfoque.ar con la posibilidad de sacarlo online en la página de ese medio, con retransmisión en otro medio regional y sus redes sociales.

–María Elena: Qué decirte. Yo salgo a trabajar en medio tiempo, regreso corriendo para largar con la radio y me preparo para el programa que arranca a la 1:00 PM. Es otra manera a la que estoy aprendiendo. Todo nuevo. Y poniendo la experiencia en movimiento.
Por cuestiones de coquetería, no vamos a decir sus edades, pero sí amerita preguntar cómo han vivido el inicio de una etapa tan desafiante en la madurez, con hijos que criar y casas que atender.
–Cecilia: Tengo felices 42 años. Y lo digo orgullosa porque siento que Dios me ha dado el privilegio de vivirlos intensamente y siendo feliz. Ahora, eso sí… ¿cómo enfrento el nuevo desafío? Uffff. Como todo cambio, a los “ponchazos” y tratando de acomodarme. Aprendiendo a organizar horarios y separando el medio y el hogar, que ahora conviven bajo un mismo techo. Con un excelente compañero y una hija comprensible, vamos piloteando los nuevos desafíos juntos. Sumado a que, además, hago coberturas en el noticiero local y soy instructora en un centro de formación laboral, mi compromiso con las actividades en la iglesia, es algo que tampoco debo descuidar.
“Es importante no perder el equilibrio, para eso tengo unos amigos geniales que me cubren y aconsejan, unos padres incondicionales que están para socorrerme y unos pastores increíbles que me guían en cada decisión” (Cecilia Molina).
–María Elena: Ya tengo 52 años y, como te decía, es un desafío diario. Tengo a mi hijo Nazareno, de 12 años, comenzando la secundaria, y debo repartirme. Pero es lindo ver el apoyo de la familia en un sueño propio. Me da mucha felicidad y paz saber que ellos entienden el sacrificio y el hecho de nunca bajar los brazos. Dios quiera que puedan aprenderlo y cuando les toque, aplicarlo a sus vidas. Dejar una huella, una herencia y legado, es un compromiso de vida.

Ambas ocupan horarios centrales en sus emisoras, Enfoque.Ar y MariaElenaOntivero.com.ar ¿Qué piensan hacer ambas en el resto de las horas de programación?
–Cecilia: Enfoque.ar ya cuenta con varias propuestas y algunas en vivo. Tengo el privilegio de contar con la retransmisión de mi querida María Elena Ontivero en su “Dale que va”, que completa gran parte de la tarde. Asimismo cuento con Edgardo Carrizo y su programa “Este es tu tiempo”, los lunes y viernes a las 22:00 horas. De igual manera se suman nuestros amigos de “Máxima Expresión”, cada jueves a partir de las 15:00 horas.
Luego, la programación está basada en videos musicales bien seleccionados para un público amplio (cristiano o no), con reflexiones cortas, con entrevistas a bandas, y demás. Cuento con el privilegio de que nuestros colegas de CVC La Voz, y tantos otros comunicadores, nos autorizan a compartir su material de manera ordenada y profesional. Eso hace que la calidad de la programación pueda estar presente las 24 horas del día, los 365/6 días del año.
–María Elena: A mí me gustaría poder hacer programación completa durante las 24 horas o al menos de 8:00 a 24:00 horas. Tengo música, por ahora, y un ranking que conduzco para el este de los Estados Unidos, “Sonido Generacional Top ten”. Son varias las emisoras que están retransmitiendo el ranking. Pero me gustaría crecer y tener locutores pagados por mí para que trabajen en una radio en serio. Dios dirá cómo sigue todo esto.
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