Una vez tú determines tu dirección, podrás empezar a operar en él. Su propósito provee dirección hacia tu destino, pero es importante comprender que Su propósito no contiene los detalles de tu destino.
José tenía un sueño proveniente de Dios, y éste le dio visión y dirección. Sin embargo, él no sabía cómo sería la manifestación final de ese sueño. José también tenía un don proveniente de Dios, y ese don le dio propósito en su vida diaria. Pero él no conocía los detalles de cómo sería usado ese don en su destino.
Es bastante obvio que José tenía un don de administración. Mientras José fue esclavo en la casa de Potifar, él organizó la casa y llegó a ser el administrador de toda la casa (Génesis 39:3-5). Cuando José estuvo en la prisión, él organizó la prisión y llegó a ser el administrador de la prisión (Génesis 39:21-23). No sabemos mucho acerca del pozo, pero yo creo que ¡ese fue el pozo más organizado del mundo!
José parecía comprender que él tenía un don de administración y fue fiel en usarlo a donde quiera que fuera. Sin embargo, José no conocía los detalles de cómo ese don jugaría una parte importante en su destino. Mientras él servía como esclavo en la casa de Potifar y mientras él organizaba las cosas en la prisión, José no tenía idea de que, un día, él lo estaría haciendo para toda la nación de Egipto. Dios nunca le mostró a José los detalles específicos acerca del destino que Él tenía planeado.
Es importante comprender esta verdad si tú quieres pasar la prueba del propósito; debido a que Su don apunta solamente en una dirección de tu destino. Su propósito proveerá una dirección, pero no proveerá los detalles. Aquí es donde entra la fe. Se necesita fe para continuar en la dirección de Su propósito; ¡especialmente cuando tú no conoces los detalles de lo que te espera al final de esa jornada!
¿Hay detalles para tu destino? Sí, los hay. ¿Puedes conocer los detalles de tu destino? Sí, sí puedes. ¿Cuándo puedes conocer los detalles del destino que Dios tiene para ti? ¡Después de haberlos llevado a cabo!
Cuando finalmente entres en el destino que Dios ha tenido en mente todo el tiempo, comprenderás los detalles de Su plan para tu vida; ¡pero no antes!
A medida que avanzas hacia tu destino, tú tendrás que seguir andando por fe. No conocerás los detalles. Todo lo que en realidad tendrás por seguro es que tienes un don y una dirección proveniente de Dios. Así que debes ser fiel a ese don. Tienes que ser fiel a la dirección que Dios te ha dado.
Después de que hayas entrado en tu destino, verás hacia atrás, tal como lo hizo José, (Génesis 45:5-8), y entenderás los detalles de Su propósito. Tú dirás: “Ah, ahora entiendo por qué tuve que pasar por eso. Ahora sé por qué Dios me trajo aquí. Esta es la razón por la que Dios obró en mi vida de esa manera. Esta es la razón por la que las cosas sucedieron así. ¡Ahora entiendo el propósito de todo lo que pasó!”.
Cuando finalmente entres en tu destino, verás el cuadro completo del propósito de Dios, pero no antes. No puedes ver el cuadro antes de que suceda. Pero podrás ver la dirección. Esta es una promesa que tenemos de Dios.
La Biblia dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino” (Salmo 119:105). Nota que no dice: “Tu Palabra es un reflector brillante que me permite ver a más de cinco kilómetros adelante”. No. Dice que la Palabra de Dios es una lámpara a sus pies. Eso significa que te muestra el siguiente paso. Te muestra solo lo suficiente para tomar el siguiente paso frente a ti. Y esa es toda la luz que necesitas para seguir avanzando hacia tu destino.
Tal vez no sepas qué hay al final del camino frente a ti. Pero si tú eres fiel y continúas caminando en la dirección que Dios te ha dado, Él te guiará a Su propósito para tu vida. Él te guiará al destino que ha planeado para ti.
Su propósito es una dirección hacia tu destino, pero no son los detalles. Así que determina tu dirección y empieza a avanzar hacia allí. Luego, confía que Dios tiene el control. Permítele dirigir tus pasos hacia Su propósito. Estate tranquilo sabiendo que Él es bueno.
Permíteme contarte algunas cosas acerca de un hombre que tenía un propósito y un don. Él fue fiel en desarrollar sus dones. Él iba en la dirección que sus dones lo llevaron; pero estoy seguro que él no tenía idea del destino específico hacia donde le guiaría ese propósito.
Alrededor de los 20 años de edad, fracasó dos veces en los negocios, perdió las elecciones a la asamblea legislativa y tuvo una crisis nerviosa; aún peor, la mujer que amaba profundamente murió antes de que pudieran casarse.
Alrededor de los 30 años de edad, perdió las elecciones al Congreso, luego fue electo como candidato al Congreso y perdió nuevamente.
Alrededor de los 40 años de edad, perdió las elecciones al Senado y al cargo de Vicepresidente.
Sin embargo, a los 51 años de edad, fue electo Presidente de los Estados Unidos. Su nombre era Abraham Lincoln.
Dios puso a Abraham Lincoln en el lugar correcto y en el momento correcto. Él llegó a ser uno de los presidentes más cruciales en la historia de los Estados Unidos, guiando a este país a través de una guerra civil que amenazaba con destruir a la nación. Lo más importante, él corrigió una de las más grandes injusticias en la que los Estados Unidos se había involucrado jamás: la institución de la esclavitud. Así como Dios lo hizo con José, Él puso a Abraham Lincoln justo donde lo quería, en el momento exacto en la historia cuando Él lo necesitaba.
Abraham Lincoln enfrentó muchos obstáculos. Mientras él trataba con esos obstáculos, él no tenía idea de los detalles que Dios había planeado para él. Sin embargo, él desarrolló los dones que tenía y permitió que esos dones dieran dirección y propósito a su vida. Debido a que él se mantuvo enfocado en la dirección que Dios le había dado, él pudo estar donde necesitaba estar, en el momento en que necesitaba estar allí. Su don era ser un líder. Sin embargo, su propósito era cambiar el mundo.
Todos podemos aprender una lección del ejemplo de Abraham Lincoln. Determina cuál es tu don y permite que ese don te dé dirección. Luego, fija tu curso en ese dirección y, sencillamente, sé fiel. No te desvíes tratando de descifrar los detalles. Te metes en problemas cuando tratas de dictarle los detalles a Dios.
Tomado del libro “Del sueño al destino”, de Robert Morris. Publicado por Casa Creación. Usado con permiso.