Autora: Lysa Terkeurst
Editorial: Casa Creación
Páginas: 224
¡Muy cierto! ¿Verdad? Pero, ¿cuáles son esos obstáculos? La escritora, quien ya tiene 21 libros en su haber, nos muestra de manera muy directa y simple cuáles son las fases que debemos atravesar para alcanzar ese sueño que Dios puso en nuestro corazón.
Intenta, entre sus páginas, dar respuesta a las preguntas que surgen de aquellas inseguridades propias que tenemos a la hora de encarar un sueño: ¿Y si no lo logro? ¿Si no soy apto? ¿Si me rechazan? ¿Qué pasa si me equivoco? Entre otras muy conocidas por nosotros.
A lo largo del libro veremos con detenimiento cada fase de crecimiento que nos permitirán vivir nuestro sueño y no solo anhelarlo como algo lejano e inalcanzable. Estas fases son:
1) Dejar atrás lo viejo: para salir en busca de ese sueño que Dios puso en nuestro corazón primero debemos salir de nuestra zona de confort. Trazar una línea en la arena y dejar de mirar atrás, determinando que, a partir de ahora, iremos solo hacia adelante.
2) El hambre: cuando se caen abajo nuestras propias estrategias para lograr algo, solo nos queda depender de Dios. El hambre produce dependencia y esa es una clave fundamental para alcanzar el sueño prometido pues nunca va a ser con nuestras fuerzas. La autora nos recuerda que no se trata del lugar a donde vamos a llegar sino de la relación con Dios que construiremos en el camino.
3) Creer: hay un tiempo en que vamos a necesitar la fe. Ese tiempo es vital para soportar las frustraciones que se nos presentarán en este apasionante pero inestable camino de alcanzar un sueño.
4) La muerte: dejar morir ese sueño, como Abraham tuvo que hacer con su hijo, nos permitirá soltarlo en las manos de Dios y no aferrarnos a él pensando que somos nosotros los que debemos manejarlo, encauzarlo o manipularlo para que funcione. Eso que sueñas nunca se va a lograr con tu ingenio o talento, solo va a ser con la mano de Dios. El concepto de muerte que nos propone Lysa también se refiere a que, muchas veces, lo que consideramos una catástrofe en nuestra vida puede ser una hermosa oportunidad disfrazada. ¿Cuántas veces pasamos por frustraciones que luego entendemos que eran necesarias? De vez en cuando, deben morir ciertas cosas para que nazcan otras nuevas.
5) Renacimiento: llegados a este punto en el proceso de alcanzar un sueño, ya estamos listos para el surgimiento de una fe fuerte (que es mucho mejor que lograr el sueño en sí) porque con una fe sólida podemos alcanzar todo aquello que nos propongamos y sea bueno para nosotros.
Como paréntesis quiero compartir un punto interesante en este libro: es la historia personal que cuenta Lysa sobre cómo Dios le ofreció adoptar dos niños cuando no estaba en sus planes. Estos niños, una vez en su nuevo hogar, le dieron gracias a Dios por haber contestado su oración de toda la vida. Este testimonio en particular tocó la fibra más íntima de mi ser pues pude entender que, muchas veces le decimos a Dios: “heme aquí”, pero no nos damos cuenta de que no estamos dispuestos a hacer TODO lo que Él quiera. ¡El impacto histórico que crearíamos si siempre le dijéramos: “sí y amén” sin miramientos!
De ese modo comprobamos que los sueños que Dios pone en nuestro corazón no son los nuestros sino los de Él. A veces, incluso, sus sueños ni siquiera se parecen a los nuestros. Ya lo dice la autora en la siguiente cita: “Esta vida no se trata de mí. Se trata de unirme a Jesús para cumplir cualquier tarea que él me asigne”.
En el final de cada capítulo de este apasionante libro tenemos unas reflexiones bíblicas y una serie de ejercicios para que podamos realizar un análisis de introspección, por lo que, sin dudas, crecemos conforme avanzamos.
Es alentador y edificante encontrar entre las líneas de esta obra aquello que necesitamos para recordar que somos hijos de un Dios que todo lo puede el cual abrirá todas las puertas que se deben abrir y cerrará, a su vez, aquellas por las que no debemos pasar (aunque parezcan tentadoras). La cuestión está en saber a qué voz hacemos caso.
Dejo a continuación algunas citas que me han gustado mucho: “Dios estaba preparando mis ramas y haciéndolas lo suficientemente saludables para aguantar todo lo que él sabía que vendría”.
“No necesitamos saber a dónde vamos, solo necesitamos saber a quién seguimos”.
“Me di cuenta de que tenía dos opciones. Podría aferrarme a mi sueño y sofocarlo hasta la muerte, o podría liberarlo y dejar que mis propios intentos por hacer la obra de Dios se derrumbaran”.
Me encantaría agregar todas las citas que fui anotando a lo largo de esta maravillosa lectura pero eso haría que no fueran corriendo a leer este libro tan profundo, tan alentador y tan cargado de experiencias maravillosas que nos invitan, una vez más, a creer que si Dios te dio un sueño, Él es que se encargará de arbitrar los medios para que se cumplan. Nosotros solo debemos estar en el momento justo y en el lugar indicado.
Una hermosa obra que nos enseña que el verdadero sueño de nuestro corazón no es algo que está lejos y necesitamos alcanzar sino que en realidad es el proceso hasta llegar a esa meta. Es en el proceso donde aprendemos a relacionarnos con Dios de una manera íntima y real. El sueño entonces, es la consecuencia de ese maravilloso peregrinar.
Gracias a la autora por este refrigerio en el desierto de las inseguridades que muchas veces no nos permiten perseguir aquellos propósitos que Dios sembró en nuestras vidas.