Como suele suceder en el pueblo evangélico, al menos en Argentina –que es donde yo vivo, no sé en otras latitudes-, siempre llegamos tarde a todo tipo de aggiornamientos, en cualquier área que fuese. Y en el ámbito artístico, se nota aún más. Tal vez porque es algo más expuesto. Un cantante, un concierto, una gira, todo aquello que involucre a un artista cristiano, hace que las falencias o las “llegadas tarde al reparto de innovaciones” se noten más.
Un poco de historia
Fue todo una revolución cuando en los ’70 se empezó a utilizar instrumentos eléctricos para acompañar la alabanza en los cultos. Lo que algunos consideraban un escándalo, era algo totalmente instalado en el mundo artístico. No sé a ciencia cierta cuándo fue que se creó la guitarra eléctrica, pero seguro fue antes de los años ’70. La producción de conciertos en los que artistas cristianos daban a conocer sus canciones, fue un grandioso descubrimiento… en los ’80. Venían al país numerosos artistas que llenaban estadios, y nosotros, recién empezábamos a descubrir algunos recintos fuera de las cuatro paredes de la iglesia en los que se pudiera organizar un “concierto cristiano”.
Lo mismo sucedió con el advenimiento de los medios de comunicación, el uso de la tecnología, los contratos por servicios prestados y la emersión de la figura del manager y el agente de prensa. ¿Quéeeeeee? Sí, algo tan simple como un tipo que se encargue de aquellos menesteres de los que una banda no podría ocuparse: la coordinación de una agenda, el trato con quienes buscan los servicios del artista, la comunicación del quehacer de la banda, etc, etc, etc, y muchos etcéteras que un músico sería incapaz de cubrir. O tal vez sí, por capacidad intelectual, pero seguramente imposible por capacidad de tiempo. Es que, lamentablemente, en nuestro país, casi ningún músico cristiano puede vivir de su carrera. La permanente desvalorización del servicio del artista cristiano hace que esto sea un sueño… o una pesadilla, porque para poder vivir hay que trabajar, y si además de vivir, hay que sostener un proyecto artístico a nivel cristiano, hay que trabajar el doble. Si a esa suma de horas-hombre hay que adosarle los ensayos para que cuando se haga la presentación salga lo más decorosa posible, entonces…. ¿en qué momento se podrá promocionar?
¿Cuándo y cómo se buscará entablar diálogo con los productores de eventos? ¿Cómo se coordinarán las entrevistas con los medios, los shows y otras salidas? ¿Cuándo se redactarán los comunicados de prensa para entregar a los medios? ¿Cómo se elaborarán nuevas estrategias que hagan conocer más a la banda en cuestión? Hoy, con la suma de las redes sociales con papel protagónico… ¿cómo y cuándo serán administradas? Y tras todas estas preguntas está la principal: ¿Quién hará todo esto?
¿Qué es y qué hace un agente de prensa?
Un agente de prensa es, ni más ni menos que un nexo entre el artista y los medios de comunicación, para llegar finalmente a la masa de gente que consumirá su arte. En el mundo artístico, la figura del agente de prensa es moneda corriente, y es parte casi vital en el engranaje de la maquinaria artística. ¿Por qué? ¿Qué hace un agente de prensa que no pueda hacer, por ejemplo, la novia del guitarrista de la banda?
Existen varios factores innatos en la vida de las personas que se dedican a esto que las convierten en únicas en su especie. Más allá de los estudios, que le dan a esta tarea la sublime gracia de redactar coherentemente y sin faltas de ortografía, entre otras cosas, está la capacidad de relacionarse que tiene la persona que ejerce la tarea de prensa. Las buenas relaciones con los medios de comunicación, con los productores y conductores de programas de radio, editores de revistas, webs y blogs, hacen que se facilite la tarea de hacer entrar a una banda en la consideración de un medio masivo. Cuanto más y mejor relacionado esté el agente de prensa con los medios, mayores serán las posibilidades que mediante su gestión, el artista entre en esos espacios.
La experiencia en medios que tenga el agente de prensa también es un dato no menor, porque cuanto más tiempo tenga, más abultada será su agenda, y lo que una banda pueda lograr por cuenta propia, tal vez, en un año, un agente de prensa munido de una buena agenda y buenas relaciones, lo puede conseguir, quizás, en un mes. Aunque suene exagerado, esa es la proporción, y si una banda que no cuenta con los servicios de una persona idónea para esta tarea tarda un año en intentar llegar a contactarse con medios, en tiempos que vivimos, significa todo una vida desperdiciada en generar contactos cuando se podría abreviar ese tiempo mediante la contratación de quien ya cuenta con esa agenda.
¿Será de Dios?
El gran interrogante cuando buscamos amoldar un uso y costumbre social al “modo cristiano” es ése: ¿será que Dios lo ve con agrado?
En mis años de experiencia en el ramo, he escuchado desde los tímidos comentarios de quien no está seguro de su aseveración y, por lo tanto, trata de no ser tan ofensivo, hasta la más arrogante y hasta absurda postura de “a mí solo me promociona Dios”. Y antes que mi yugular sea presa de los defensores de la sana doctrina y que una pira empiece a arder en la puerta de mi casa, aclaro lo siguiente: No digo que es absurdo que Dios nos promocione por falta de atributos, pero entiendo que como cuerpo de Cristo, todos cumplimos diferentes funciones. Algunos son más notorios que otros, pero ninguno dejamos de ser importantes y necesarios.
Reflexiono al respecto que, aunque creemos que tenemos el mejor mensaje para transmitir, aún seguimos sin utilizar todas las herramientas disponibles. Ante el temor a lo desconocido, o los prejuicios, o los deseos de ser lo más inmaculados posibles, estigmatizamos cualquier cosa que no cuadre con nuestra postura evangélica, por la forma en sí misma, aunque carezca de sustento bíblico.
Los “agentes” y las estrategias del Maestro
Siempre pensé en Jesús como el comunicador por excelencia. Me vienen a la mente dos episodios del Maestro, donde él mismo nos enseña a ser estratégicos a la hora de comunicar, como así también a utilizar –en el buen sentido de la palabra- a personas para anunciar lo que quería hacer.
Siempre digo, a manera de chiste -aunque no tanto-, que Jesús tenía agentes de prensa. Más de una vez tuvo a alguien que anunciara previamente lo que él iba a hacer. Como cuando se iba a producir aquella memorable entrada a Jerusalén. Allí Jesús instruyó a sus discípulos para que aquella movida no pasara inadvertida. Incluso hasta les llevó a la memoria aquél escrito antiguo de Isaías que le anunciaba a la hija de Sion que “he aquí tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre una asna…”. Fue así que miles de personas festejaban al Maestro y reconocían que “…éste es Jesús, el profeta, el de Nazareth” (Mt. 21: 1-6; 11).
¿Acaso Jesús necesitaba que lo anuncien? Sospecho que como tenía atributos divinos, Jesús se hubiera presentado en un pueblo y como por arte de magia, todos sus habitantes se habrían enterado. Pero no. Decidió hacerse hombre y por eso actuó como tal, así que, supuso que si quería lograr cierto impacto cuando llegara a la ciudad, la gente de allí debería saberlo de antemano y, en cierto modo, debía esperarlo. ¿Quién mejor que sus discípulos para oficiar de “agentes de prensa”? Y ni hablar de Juan el Bautista, el mejor prensero que Jesús haya tenido cuando aún no había comenzado su ministerio.
La otra anécdota tiene que ver con lo estratégico que era Jesús a la hora de hablar a las multitudes. Se dice que buscaba lugares donde pudiera ser escuchado por la mayor cantidad de gente posible. Habremos leído más de una vez el popular “Sermón del monte” (Mt. 5:1), donde contó innumerables parábolas a miles de personas. ¿Nadie se puso a pensar siquiera cómo hizo Jesús para hablar, sin micrófono, ante tanta gente?
Algunos estudiosos de la Biblia y otras materias, hicieron una investigación al respecto y concluyeron en que el lugar específico donde se sentó Jesús para hablar, producía un eco que llegaba hasta varios metros, asegurándose llegar con su voz hasta los que estaban más alejados. Lo mismo sucedió cuando habló a una multitud sentada en una playa y el Señor utilizó el efecto amplificador del mar –donde el sonido viaja a 1500 metros por segundo ya que sus partículas están más unidas y propagan la vibración con mayor velocidad-, ubicándose en una barca a varios metros de la orilla (Mt. 13:2). Esto me hace pensar en que Jesús no fue ningún improvisado que se paró donde se le dio la gana o donde empezó a sentir el cansancio de sus pies. Él buscó el lugar y la forma de llegar a más personas en menos tiempo.
Siempre digo que si en el año 30dC hubiese existido la radio, Jesús hubiera tenido un programa. Y por qué no una buena banda de rock. Representantes y agentes de prensa no le iba a faltar: tenía 12.